“Mi papá me enseñó la ética del trabajo”

Celeste, la hija de Claudio García Satur, habló sobre su trabajo como actriz y lamentó que las producciones estén concentradas en Buenos Aires

Nacida el 9 de febrero de 1976 en Buenos Aires, Celeste García Satur siempre fue una apasionada de la actuación. El talento y el amor por la profesión fueron una herencia indiscutible de su padre y colega, Claudio García Satur, el galán que protagonizó, junto a Soledad Silveyra, la novela Rolando Rivas, taxista. 

Si bien Celeste eligió el mismo oficio que su padre, no optó por el camino fácil, y nunca se aprovechó del apellido que porta. Por el contrario, la actriz decidió que lo mejor para su carrera era estudiar, y así se formó con los mejores profesionales del Teatro Argentino. De esta manera, comenzó a dar sus primeros pasos sobre las tablas, pequeños pero certeros, gracias a los que después surgirían las chances de hacer televisión en ficciones del calibre de Floricienta y Okupas. 

Cuando no está actuando, la artista pasa el tiempo con su hijo Camilo y al respecto expresó: “Soy una mamá malabarista porque en mi trabajo cambian las rutinas y los horarios, muchas veces en contra del mundo”. Ante esta problemática, ella confesó que recibe ayuda de sus familiares más cercanos, que muchas veces ofician de niñeros.

En la actualidad, Celeste trabaja en Hacela corta, Beckett, bajo la dirección de Rubén Pires  en el teatro porteño El Tinglado. Además, se dedica al diseño de accesorios textiles. 

Durante una charla íntima con este medio, la intérprete se expresó sobre su trayectoria artística y las expectativas a futuro.

—¿Cómo ves a la Argentina para ejercer la profesión?

—Este es un país muy centralista para ser actriz, es difícil irse a vivir a cualquier otro lado, las producciones están o salen desde Buenos Aires, y es una pena. Claro que uno puede dar clases de teatro en otros lugares y subsistir, pero acá está todo, aunque, ahora hay poco y nada.

—¿Considerás que un actor debe tener cierta madurez para hacer teatro?

—Sé que con el tiempo la experiencia de vida, por lo menos a mí, me enriquece en el escenario. Por ejemplo, un personaje como Julieta de Shakespeare, si bien es una joven de 13 años, considero que lo debería hacer alguien más grande y que parezca chica, es decir una actriz con experiencia de vida.

—¿Cuál es el mayor desafío para un actor, hacer llorar o hacer reír?

—Creo que depende del intérprete. Para mí, hacer llorar es un reto. Me siento más cómoda con el humor aunque dicen que hacer reír es más difícil.

—Sos la hija de uno de los galanes e intérpretes indiscutidos del país, ¿qué aprendiste de él?

—No sé si aprendí algo como actriz de mi papá. Creo que me enseñó la ética de este trabajo, a saludar, a considerar y mantener el respeto por todos los involucrados en un proyecto. Todo esto es algo muy importante.

—Como artista, ¿qué sentís que te queda por hacer?

—Creo que me queda pendiente trabajar fuera del país, no importa dónde. Me apasiona viajar, y juntar trabajo con viaje sería un sueño cumplido. Solo fui a España a filmar una publicidad y  me encantó.

—Durante tu tránsito en los medios, ¿alguna vez viviste un momento incómodo?

—Trato de no exponerme a momentos incómodos, de hecho no soy mediática. Claro que en las entrevistas me han hecho preguntas incómodas o comentarios pero uno aprende a contestar.

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