En diálogo exclusivo con Hoy
Osvaldo Laport: “Cuando estás arriba de la ola, tenés que aprovecharlo; después llega el agua mansa”
El actor uruguayo llegó a sus 60 años y el universo femenino aún lo considera un símbolo sexual. Dueño una simple elegancia, es parte del Bailando 2016, hace teatro y está proyectando grabar su próximo disco
Nacido en Juan Lacaze, un pequeño pueblo de Uruguay, fue bautizado como Rubens Osvaldo Jesús Udaquiola Laport, pero todos los conocen por su nombre artístico, que es Osvaldo Laport. El galán histórico de las telenovelas es un jugador de toda la cancha porque actúa, canta, dirige y baila en el show más importante de la televisión argentina. Ahora, también se dedica a las artes plásticas, en especial a la escultura y la cerámica. Desde hace tres décadas comparte su vida con Viviana Sáez, su compañera y madre de la única hija en común, Jazmín Laport. Durante una entrevista íntima con este medio relató su historia familiar y las experiencias laborales que transita en la actualidad.
Lo que se hereda, no se roba
El padre y los hermanos de Osvaldo se dedicaban al teatro y la música, haciendo del hogar paterno una sala de ensayo improvisada. Al cumplir la mayoría de edad, el galán de las novelas decidió cruzar el charco para probar suerte en el arte. Una vez que se instaló en “la ciudad de la furia”, algo se despertó en él y asumió que la actuación era inherente a su personalidad. Inició sus estudios en la Escuela de Teatro de la localidad de Pacheco, comenzó a trabajar para solventarse y a presentarse en castings para pequeños roles, por consejo de un amigo.
—¿Cómo encontraste tu profesión?
—Siempre tuve relación con el arte porque mi familia se componía de artistas, igual yo no tenía claro si era lo que me gustaba. A los 18 no tenía trabajo ni nada que me atara a Uruguay, entonces me fui a vivir a Capital Federal. Trabajé en todos los rubros hasta que un día me di cuenta que actuar era mi objetivo de vida porque me conectaba con la gente, me ayudaba a difundir los valores que me inculcaron mis padres, a ser honesto conmigo mismo y con el prójimo. Esa es mi filosofía de vida y lo que está en cada uno de mis personajes. En cuanto a la música, siempre canté, pero en la intimidad de mi casa. Hace unos años tomé clases y me animé a salir al mundo para interpretar las letras, dándole al público lo mejor de mí. Hago candombe, que me identifica con mis raíces charrúas, flamenco y música popular. Trato de compartir el espíritu del pueblo, del campo, y eso me hace muy feliz.
—¿En qué momento llegó el boom de las novelas?
—En 1991, hice mi primer protagónico con Luisa Kuliok en la novela Cosecharás tu siembra. Años más tarde, comenzamos a filmar Más allá del horizonte. Creo que esas producciones marcaron un momento en la televisión, porque se fusionaban capitales extranjeros y nacionales. Eso nos permitía romper las fronteras y estar en los rincones de todo el mundo. Lamentablemente esa época ya no existe, y ahora todo es efímero. La continuidad de la vida El oficio de la actuación tiene etapas y vaivenes, como expresa Laport: “Cuando estás arriba de la ola tenés que aprovecharlo, porque después llega el agua mansa”. En la actualidad, el artista protagoniza Enredados, obra que protagoniza junto a Iliana Calabró y Flor de la V. Debutó como director de una pieza teatral independiente, presentó su último trabajo discográfico y, como si fuera poco, participa del certamen de ShowMatch
—¿Cómo es la experiencia de volver al teatro?
—Estoy maravillado. Soy parte de Enredados, donde comparto escenario con chicos de la edad de mi hija, y con ellos fumé un “porro” por primera vez. Ir de gira es una hermosa experiencia, aunque extraño mucho a mi familia reconozco que gracias a la obra estoy conociendo cada rincón del país. Además quiero agradecer el amor que me expresa la gente, tanto cuando actúo como cuando canto. Gracias a ellos aún puedo dedicarme a lo que me gusta.
—¿Qué mirada tenés sobre tu participación en el Bailando 2016?
—Como artista es una posibilidad enorme para mí, porque el baile es una disciplina que tenía pendiente. El actor no debe tener techo y el Bailando es una experiencia para mostrar otra forma de expresión y a la vez formarse; en cambio si te llaman para una comedia musical y no estás preparado, no la podés hacer. Cuando acepté les aclaré que no estaba de acuerdo con los conflictos y miserias que atraviesan el programa, fue lo único que dije. Pero no le puse límites a Marcelo en los juegos que hace con Solita cuando mi esposa está presente porque se entiende que es un juego. Sin ponerme áspero o irascible, con una mirada pongo freno a esas cosas y listo.
