ENTREVISTA EXCLUSIVA

Rafa Russo: “A veces los proyectos te eligen más a ti que tú a ellos”

La película narra cómo, en poco tiempo, la vida de los protagonistas se encontrarán afectadas por la dictadura que va acumulando cada vez más fuerza. Y en ambos bandos se va a buscar una vía de escape que les permita sobrevivir.

Ya está disponible exclusivamente por HBO Max El año de la furia, una película hispano-uruguaya del director y guionista Rafa Russo que se sitúa un año antes del golpe de Estado que ocurrió en Uruguay en 1973. Protagonizada por Joaquín Furriel, Alberto Ammann, Daniel Grao y Martina Gusmán, acompañados por Maribel Verdú, Miguel Ángel Solá y Daniel Freire. Hablamos con Russo para conocer más detalles de la propuesta.

—Volvés al cine con esta propuesta, ¿por qué?

—Por lo general he sido más guionista que director, y tardé mucho en hacer mi segunda. No es algo que uno elige, soy un escritor muy prolífico y cuando empecé a gestar El año de la furia, tenía otras historias sobre la mesa, pero a veces los proyectos te eligen más a ti que tú a ellos. Cuando escribí la historia hizo un camino muy natural, primero estaba destinado a otros directores más consolidados que yo, pero luego los productores me lo ofrecieron a mí, comenzó a entrar la inversión y los actores y todo comenzó a marchar sobre ruedas. Estoy muy feliz de que tras un paréntesis de 15 años esta sea la película con la que vuelvo a dirigir, poniéndome a prueba en muchos niveles y contando lo que fue la realidad uruguaya, y por las devoluciones, la película llega y tiene un gran impacto que me reconforta.

—¿Por qué quisiste contar esta ­historia?

—La idea me surgió hace años, mis padres son argentinos y por eso su realidad me era tan cercana. En una charla con unos amigos argentinos y uruguayos, me contaron los años previos, el año de la furia, y cuando me contaron la historia de la manifestación espontánea de los parabrisas, me parecía que ahí había una historia para contar, por lo que comencé a investigar para tratar de reflejar la vida de la gente corriente en la antesala al horror, y que aún sigue teniendo resonancia en la actualidad.

—¿Fue una decisión consciente contar el costado más humano de la historia que el sangriento?

—Sí, quería buscarle un ángulo diferente a la película y como creador siempre me interesa bucear en el corazón humano como creador, y en este caso cómo la bala del miedo iba atenazando a la gente común en ese año opresivo. Traté de buscar un mosaico de personajes variados para mostrar todos los puntos de vista, y personalmente me interesaba mostrar al “creador”, al artista, al escritor, que tiene una responsabilidad mayor y debe tomar la decisión si la utiliza o no, y eso es lo que le pasa al personaje de Joaquín Furriel. Si lo hace, puedes cambiar cosas, pero te juegas el pellejo, y si no lo haces, te evades. Es una decisión difícil y esto ha pasado en muchos lugares, incluso en España, con el terrorismo del País Vasco, y quise reflejar eso en los personajes de los guionistas, viendo cómo esos puntos de vista lidian con ese miedo que empieza a atenazar a todo el mundo. Incluso quería contar cómo ese miedo atenazaba también a un militar, y ver cómo convivía con sus demonios y si tenía un resquicio de libertad, todo eso me interesaba mucho y quería reflejarlo en la película.

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