Un filme argentino sobre las dificultades de la adopción es candidato en San Sebastián

La película de Diego Lerman competirá en la sección oficial del prestigioso festival de cine. El director y dos de sus protagonistas, Daniel Aráoz y Claudio Tolcachir, hablaron con diario Hoy acerca de la problemática que ponen en escena

En un segundo semestre en el que tanto la cantidad como la calidad y profundidad de las temáticas de filmes made in Argentina están creciendo y sientan un gran precedente para el futuro, hoy llega a los cines de todo el país Una especie de familia, la nueva película de Diego Lerman que profundiza sobre una problemática que en la Argentina preocupa, por la falta de soluciones que brindan los gobiernos de turno: la adopción. El filme fue elogiado en el último Festival de Toronto y participará de la competencia oficial en el Festival de Cine de San Sebastián.

En esta producción actúa la actriz española de padres argentinos Bárbara Lennie, como Malena, quien ganó un premio Goya en 2015 y estuvo tres veces nominada. Junto a ella están Claudio Tolcachir, un baluarte del teatro argentino, quien personifica a Mariano, su expareja, y Daniel Aráoz  en el rol del doctor Costas. Este comediante cordobés se ganó un merecido espacio en la consideración de los cineastas argentinos a partir de su premiado papel en El hombre de al lado, de la dupla Cohn-Duprat. Lerman, Aráoz y Tolcachir hablaron con este medio sobre el estreno.

—¿Qué les provoca esta historia? 

Diego Lerman:—Me interesaba mostrar el personaje de Malena y es por eso que la película empieza con el momento de la adopción, quise mostrar la urgencia y la situación específica. Más allá de que se puede empatizar o condenar estas circunstancias, la gente que participaba en esos negocios y con quienes tuve la chance de conversar siempre me decía que los nenes se morían o que los daban, y en ese camino se cobraba algún dinero. Son situaciones extrañas, terrenales pero que suceden. Son cuestiones complejas, que no se pueden reducir y tienen algo de interpelación concreta hacia el espectador. Mi idea era seguir el personaje de Malena, seguir con su punto de vista pero a la vez abrir otros, permitir tomar cierto lugar de reflexión y no solo generar una empatía, esa fue mi intención. Con respecto al trabajo de campo, que fue muy arduo, tomé datos de diversos testimonios. Hubo otros relatos ficcionados pero, por ejemplo, el control que hace Gendarmería en cada provincia es real, esa escena es muy certera.

Daniel Aráoz:—Me llegó el guión por Diego. Cuando lo leí le dije: Qué bueno que escribas una película que habla de la mujer tan profundamente, y de su deseo de ser madre. Además, el tema de la adopción es muy importante y no se discute en este país. Me produjo mucho placer leer el libreto por su potencia. 

Claudio Tolcachir:—Cuando leí el guión me pasó algo que no me había pasado nunca. Hubo momentos en los que no podía seguir leyendo. Lo cerraba y decía: Esto es tremendo. Ahí ya se me clavó un aguijón que tenía que ver con la historia. Personalmente, la idea de un hijo siempre me habitó, siempre lo deseé. Y cuando leí en el guión sobre Malena y Mariano, que están en esa historia, que desearon ese hijo, se separaron en el medio, el hecho de que ella va sola a buscar al bebé, y el luego él acude a acompañarla, fue muy conmovedor para mí. 

—¿Cómo construyeron sus personajes?

CT:—Diego había hecho una enorme investigación, nos ayudó mucho, y hablamos con gente que él había contactado. Pero para armar un personaje uno tiene su propia historia. Me pregunto, ¿puedo pensar en adoptar un hijo? Sí, de hecho lo he deseado, entonces creo que actuar es prestarle tu sensibilidad, tu humanidad, tu historia, a alguien a quien le pasa algo. Entiendo a él, a ella, y una virtud de la película es que uno los entiende a todos. Debería haber un Estado que organice, que ayude, que ponga reglas de juego claras para que el sufrimiento no sea tan grande. 

DA:—A mi personaje podríamos considerarlo un villano, pero tiene cierta complejidad, la trabajamos y él la tenía bien clara. Yo como instrumento trabajé para que eso tuviera la fuerza y energía necesaria. Así armamos al doctor Castro.

—¿Fue difícil rodar en tres provincias y con tantas escenas en exteriores?

DL:—La verdad es que no fue tan hostil. Lo difícil se dio cuando rodamos en un hospital, porque es una locación que si hay que construirla, es muy cara. Además, siempre hay problemáticas y necesidades en los hospitales públicos que son mucho más importantes que el cine. El rodaje en esta institución se terminó de completar una vez que recorrimos intensamente otros hospitales. Las condiciones fueron cómodas, me permitieron hacer la puesta en escena que quería, y los directores de cámara y camarógrafos trabajaron tranquilos. Nos permitieron trabajar por zonas y era un lugar semiabandonado así que rodamos muy bien. Nosotros parábamos en el único hotel que existe en la zona pero eso enriqueció el proyecto y todo fue a favor de la película.

CT:—No es fácil, porque no es lo más cómodo del mundo, pero a su vez, sí es fácil porque es todo real. La cárcel, el hospital, son reales, la gente es real. Se sentía como una especie de documental, y que lo que estaba pasando eran cosas que existían y que existen realmente. Cuando estábamos en la cárcel, la gente que estaba en la celda de al lado no estaba actuando, estaban detenidos. Todo eso te coloca en una realidad inmensa. Entonces yo prefiero que no sea un set, que la tierra sea la tierra. Tratar de contar como poesía, por más que sea crudo, algo que sucede.

Noticias Relacionadas