CULTURA

Aída Bortnik la guionista argentina de los Óscar

Fue la autora de los guiones de las películas La historia oficial y La tregua, una ganadora y la otra nominada al mayor galardón otorgado por la Academia de Hollywood.

La tregua es una película dirigida por Sergio Renán y estrenada en 1974. Inspirada en la novela homónima del poeta uruguayo Mario Benedetti, narra la historia de un hombre viudo y con tres hijos (Héctor Alterio) que sufre una crisis existencial al darse cuenta de cómo ha malgastado su juventud. Hasta que un día, en un autobús, conoce a una mujer (Ana María Picchio) que cambiará su vida radicalmente. Esa película fue adaptada al cine por una joven escritora destinada a erigirse como una de las mayores guionistas del cine argentino: Aída Bortnik.

Nacida en Buenos Aires el 7 de enero de 1938, su gracia era la del colibrí, inventar su propio vuelo. Además de estudiar Derecho y Letras en la Universidad de Buenos Aires, egresó del Centro de Investigaciones del Instituto de Teatro de la misma casa de estudios. Hizo muchas cosas a la vez, pero siempre estuvo convencida de que, en definitiva, se trataba solo de una: “He tratado de expresar aquello que me importaba decir, a través de distintos medios”. Así fue como, durante mucho tiempo, hizo periodismo escrito, trabajando en Primera Plana, después en la revista Panorama, cubriendo primero programas de televisión y finalmente abarcando también la radio. Luego comenzaría su vínculo con el teatro. “Al final, todo se mezcló y seguí siendo escritora, directora y periodista”, sintetizó Aída Bortnik.

Su especialidad periodística fue la crítica de espectáculos. Estuvo a cargo en Primera Plana de una sección, creada a su medida, que se llamaba “Arte popular” y abarcaba todo lo que no fuese ópera, ballet, teatro, música clásica; comprendía desde music hall y café concert, que recién estaba emergiendo en Buenos Aires, hasta televisión. Durante años, por ejemplo, Bortnik veía casi todos los sábados el programa de Pipo Mancera, nada más que para explicar después en una nota lo espantoso que le resultaba.

Su primera creación literaria fue Soldados y soldaditos, en 1972, una obra teatral que también dirigió y que tenía 15 personajes –entre soldados, armas y enfermeras–, interpretados todos por Víctor Laplace: “Fue un espectáculo que me dio muchas satisfacciones. Aprendí mucho; ensayamos tres meses, la hicimos primero en Buenos Aires y luego por todo el país durante un año. Esto tuvo un tipo de adhesión en el público que pasaba por la identificación con alguno de los personajes. Y me enseñó a querer de verdad algo que en mí era nada más que un principio moral: no hay que menospreciar al público”.

Durante la última dictadura se exilió en España, y a su regreso alcanzó gran celebridad con los minicuentos que escribía quincenalmente para la revista Humor.

Su originalidad era consustancial con su propensión a encarar proyectos cinematográficos. Fue desde ese lugar que su obra obtuvo probablemente su mayor trascendencia. De los guiones que realizó, se destacan los que filmó con Sergio Renán y Juan Bautista Stagnaro, para películas como Crecer de golpe, La isla y Una mujer, escrita junto a Osvaldo Soriano y basada en una idea que Bortnik ya había proyectado en televisión y que interpretaron Norma Aleandro y Luis Politti.

Alguna vez confesó: “Yo tengo verdadera chochera por algunos actores argentinos, y escribo muy especialmente para determinado actor”. De hecho, uno de los sueños que habían marcado su infancia era el de consagrarse como actriz y no pudo cumplirlo por un grave accidente que sufrió a los 20 años, por lo tanto sus sentimientos se debatían entre la admiración y la envidia, y cuando escribía algún guion necesitaba imperiosamente saber quiénes iban a interpretarlo.

Como la galera de un mago del que puede salir cualquier tipo de criaturas, en 1985 escribió junto al director Luis Puenzo el guion de la emblemática La historia oficial, filme que denunció las atrocidades de la dictadura militar, protagonizado por Norma Aleandro y Héctor Alterio. Aquel guion la llevó a una popularidad masiva y a ganarse un merecido reconocimiento en Hollywood y en Cannes, ya que se alzaría en 1986 con el Óscar a mejor película extranjera. Falleció a sus 75 años, el 27 de abril de 2013.

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