cultura

Algunos de los mayores escritores mundiales refiriéndose al 25 de Mayo

Al cumplirse el centenario de la Revolución de Mayo, la revista Caras y Caretas pidió su opinión sobre el tema a algunos de los mayores autores de la época: Rubén Darío, Máximo Gorki, H. G: Wells, entre otros.

La revista Caras y Caretas fue un semanario muy popular, publicado en nuestro país desde 1898 hasta 1939, y tomaba el nombre de una publicación de las mismas características que existía en Uruguay. En el mes de mayo de 1910, envió a algunas de las mayores personalidades del mundo un pequeño cuestionario sobre la independencia de la América española y en particular sobre la República Argentina, su mirada sobre nuestro porvenir y alguna anécdota personal referida a nuestra patria.

Visto en perspectiva, es sorprendente la calidad y el prestigio de las plumas convocadas para referirse a ese proceso emancipatorio iniciado en 1810 y que desembocaría en la Declaración de la Independencia del 9 de julio de 1816. Cien fueron las respuestas recibidas. Dada la extensión del conjunto, la revista seleccionó las más representativas y sustanciosas. El escritor español Jacinto Benavente protestó en el diario El Imparcial, de Madrid, porque las preguntas estaban escritas en francés en lugar de utilizarse la lengua que se habla en nuestro país. La revista intentó explicar la paradoja informando que recurrió al francés “porque, siendo lengua universal, podía hacerse entender de rusos, polacos, ingleses y hasta de los mismos sabios franceses”.

La propuesta pretendía hacer desfilar todas las ideas y las tendencias científicas más contradictorias y enriquecedoras. Ningún prejuicio dio la elección de las respuestas. Donde había doble intención, se la conservó y se realzó las respuestas donde se dicen verdades amargas y mentiras audaces. Todas esas voces componen un paisaje de sol y sombra. El paisaje que los europeos ven cuando miran nuestro país por encima del mar.

Sorprende descubrir entre las respuestas algunos nombres, como el de Alfred Dreyfus, el militar francés acusado de traición a la patria y que inspirara a Emile Zolá su célebre “yo acuso”. El capitán, que apenas unos años antes había sido víctima de una confabulación antisemita de repercusión mundial, afirmaba: “Después de las heroicas luchas sostenidas por los habitantes de Buenos Aires contra los ingleses a principios del pasado siglo, la revolución contra el dominio español estalló en ese medio de fermentación, dando por resultado la proclamación de la República Argentina, cuyo desenvolvimiento durante estos últimos años ha adquirido un vuelo maravilloso, que desde aquí seguimos con la más profunda simpatía”.

El escritor británico H. G. Wells –autor de La guerra de los mundos y La máquina del tiempo– sostuvo “que todos los ingleses vemos con placer el progreso de la República Argentina que pone sus bellezas morales, intelectuales e históricas a la altura de las bellezas geo­gráficas”.

El gran autor ruso, Máximo Gorki, que por aquel entonces vivía en la bellísima isla de Capri, Italia, aprovechó la conmemoración histórica para referirse, no a la colonización española, sino al muy vigente imperialismo norteamericano, y aquel mes de enero de 1910 avizoró: “El aumento del imperialismo en los Estados Unidos de América Septentrional, traerá para la América del Sur una grave invasión política y económica. La República Argentina no podrá evitar de ningún modo una colisión,–tal vez un fuerte choque bélico– con las tendencias imperialistas de los Yanquis”.

Hizo hincapié también en su reconocimiento a la literatura en lengua española por “lo mucho que le debo. Sus maestros han tenido una influencia muy grande en la vida de mi corazón. Especialmente y sobre todos, Miguel de Cervantes, cuyo Don Quijote tan querido y de un alma que se aproxima mucho a nuestra alma rusa”.

Uno de los mayores poetas de esa época que había sentado las bases del llamado modernismo, el nicaraguense Rubén Darío, quien cinco años antes había publicado sus Cantos de vida y esperanza, aseguraba que la independencia de la América española mucho tuvo que ver la literatura: “Cierto que hubiera desde fines del siglo XVIII sublevaciones de negros y de mestizos como las de Coro, en Venezuela, en 1795, y otras. Pero esto ha pasado siempre en otras partes en donde el caballo se encabrita, la llama se echa, o el asno se planta. La idea revolucionaria, la que había de encender la guerra separatista contra España y crear las nuevas nacionalidades llegó en los libros que leían los blancos, los peninsulares trasplantados y sus descendientes”. Para él la literatura fue la mecha que hizo estallar la Revolución de Mayo, sin el pensamiento contrabandeado en los libros no se hubieran pronunciado aquellas míticas arengas ni escrito las proclamas ni llevado a cabo los deseos de gobernarnos por nosotros mismos.

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