Trabajadores del Hospital Ramos Mejía reclaman mejoras laborales
Protestaron en la puerta del hospital, en la Ciudad de Buenos Aires.
CABAEn diálogo con diario Hoy, el médico infectólogo Lautaro de Vedia aseguró que en dos meses podría haber un escenario como el de Europa, donde se suspendió el uso obligatorio de barbijo al aire libre.
30/06/2021 - 00:00hs
El avance de la campaña de vacunación contra el coronavirus y el impacto de las medidas restrictivas impulsadas por el Gobierno son las principales causas de que el país esté transitando días de relativa calma en la lucha contra la pandemia.
Desde mediados de mayo viene bajando el número de casos. Ya no se toman tanto las cifras diarias sino el promedio de casos por semana, es decir, el promedio de los siete días. Esto se debe a que hay mucha oscilación en los registros.
La cifra de positivos de coronavirus viene bajando a nivel provincial; y también baja, aunque a un ritmo más demorado, en el resto del país. Se trata de un descenso paulatino, entre un 10% y 12% por semana. Otro dato es que del total de casos, el 60% son fuera del AMBA.
Entrevistado por diario Hoy, Lautaro de Vedia, médico infectólogo del Hospital Muñiz de CABA y expresidente de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), hizo una lectura esperanzadora del momento actual.
—¿Cuál fue la fórmula para lograr esta situación?
—No se puede decir que hay una sola causa. Las restricciones pueden haber influido, pero el factor principal es la vacuna. No hay dudas de que la vacunación es el elemento más importante y definitivo: todo lo demás son paliativos. Son medidas para ganar tiempo que nos permita vacunar a la mayor cantidad de gente.
—¿Coincide con la idea de que las vacunas buenas son las que llegan?
—Sí, sin dudas. Muchos pacientes me preguntan por las de Sinopharm y AstraZeneca, que son las más cuestionadas. Y yo les respondo que la mejor vacuna es cualquiera: es mejor una vacuna antes que ninguna. No solamente en eficacia para protegernos, sino también en seguridad.
—Se habla de que las nuevas variantes de coronavirus van a llegar tarde o temprano, y que lo que hay que hacer es enlentecer el proceso, ¿esto es así o se puede evitar su llegada?
—Es impredecible saber si van a venir o no. Por eso, para reducir las probabilidades es importante hacer lo que se está haciendo en cuanto a la restricción de ingresos y al estricto seguimiento de los viajeros. Esto se supo siempre: los virus y las bacterias ocupan el lugar que otros dejan libre, entonces si con la vacuna vamos eliminando las variantes ordinarias, aparecen las nuevas. Por eso, lo mejor es el control de los ingresos: son restricciones necesarias. En este momento en el que estamos haciendo un gran esfuerzo, tratando de vacunar a la mayor cantidad de gente posible, no sería bueno ser irresponsables en eso.
—Estamos viendo que en Europa, en países como Francia, Italia, España y Países Bajos están levantando el uso obligatorio de barbijo al aire libre, ¿cuándo podría llegar ese escenario a la Argentina?
—Siempre se habló de llegar al 60% de la población vacunada. Este es un mínimo, si es más, mejor. Cuando hablo de vacunados hablo de personas con al menos una dosis, faltaría mucho para llegar a este porcentaje de vacunados con dos dosis. Entonces, con un 60% de la población vacunada con al menos una dosis, la pandemia podría empezar a aflojar. Siempre mirando los números, porque si los números no acompañan, no.
—¿Puede hacer alguna estimación?
—En cuanto al ritmo de vacunación, no llegamos a aumentar un 1% por día, estamos avanzando un 0,5% en promedio. Actualmente, un 30% de los argentinos está vacunado y para aumentar otro 30% más tenemos como mínimo 60 días. Entonces, para finales de agosto o septiembre vamos a estar mejor.