“Bote Dragón”, un símbolo para sobrevivientes de cáncer de mama

Actualmente, practican el deporte unas 40.000 mujeres recuperadas de cáncer de mama en todo el mundo y existen más de 250 equipos en 32 países.

Promovido hace 27 años por el médico canadiense Don McKenzie y practicado hoy por más de 40.000 sobrevivientes de cáncer de mama en todo el mundo, entre ellos, 24 grupos en la Argentina, el remo en bote Dragón demostró que no solo es una excelente actividad para transitar emocionalmente la recuperación de la enfermedad, sino que además previene la linfedema, una acumulación del líquido linfático en el brazo de la mama extraída que afecta a una de cada 4 mujeres que atravesaron este tumor.

“En ese entonces, las pacientes sobrevivientes de un cáncer de mama recibían estrictas indicaciones. Nada de levantar pesos (gimnasio, nietos), nada de golf o tenis, nada de movimientos repetitivos y extenuantes con el brazo, nada de natación estilo pecho, nada de canoísmo o piragüismo. Nosotros propusimos todo lo contrario: invitamos a 24 mujeres que habían tenido cáncer de mama, de 31 a 62 años, a integrarse como remadoras (con o sin experiencia) de un bote Dragón. Y el ejercicio demostró ser muy beneficioso física, psíquica y espiritualmente”, contó McKenzie.

McKenzie, es profesor emérito de la División de Deportes y Ejercicio de la Facultad de Medicina y la Escuela de Kinesiología de la Universidad de British Columbia, en Canadá, y recuerda que la mayoría de sus colegas no coincidían con la propuesta.

Sin embargo, el proyecto se extendió rápidamente por el mundo. El primer equipo de remo en bote Dragón salió al agua en 1996, en False Creek, una ensenada que se extiende hacia el centro de Vancouver, Canadá. Fue ese grupo de 24 mujeres recuperadas de cáncer de mama con el que McKenzie comenzó sus entonces revolucionarias investigaciones.

Actualmente, practican el deporte unas 40.000 mujeres recuperadas de cáncer de mama en todo el mundo y existen más de 250 equipos en 32 países.

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