Conflictos vecinales que podrían terminar en la Justicia en varios edificios de La Plata
En el centro, Barrio Norte y Aeropuerto se multiplicaron los reclamos entre personas que viven en edificios, comparten espacios comunes o simplemente no toleran las relaciones con otras personas. Historias de un otoño susceptible en algunas zonas de la ciudad.
Una improvisada asamblea vecinal en 2 entre 44 y 45 el jueves a la mañana, en el medio del paro nacional que había cambiado el curso y el ritmo de la ciudad, volvió a poner el tema en el tapete: desde que arrancó 2024, se vienen sumando cada vez más conflictos por intolerancia en la convivencia entre las personas que terminan con demandas, cartas documento y la Justicia en el medio.
¿Por qué se da este fenómeno que antes tenía un margen de resolución con el diálogo o negociaciones pacíficas? En líneas generales, las personas concluyeron que no tienen suficiente tiempo para restarles a los ya habituales problemas que se les presentan en sus vidas como para estar lidiando con los tiempos y los intereses de terceros, vecinos que adoptan conductas que muchas veces pueden poner en riesgo la integridad física del resto.
Esto fue lo que ocurrió en calle 2, a metros del cruce con diagonal 80 y 45, en donde las zonas le apuntaron directamente al propietario de un departamento de la planta baja por incendiar de forma intencional un espacio de su casa.
Según revelaron en la cuadra, se está infringiendo al artículo C de la ley de Propiedad Horizontal, que prohíbe la acumulación de elementos inflamables dentro de los departamentos, los cuales podrían resultar peligrosos y dar inicio algún incendio como el que ocurrió el jueves.
“Tenemos cuatro denuncias hechas, porque el señor acumula cosas que se pueden prender fuego y ya hubo cuatro antecedentes similares. Estamos todos en riesgo y queremos que lo saquen, pero como es propietario, es decir, dueño del departamento, no podemos hacer mucho”, expresó la partera Romero, una histórica vecina del edificio de calle 2 entre 44 y 45, quien tuvo que ser evacuada junto al resto de los habitantes del lugar para permitir que trabajaran los bomberos.
Una situación parecida denunció Dora, de 609 y 3 en barrio Aeropuerto. “Tenemos una vecina que se levanta todos los días a las 7 de la mañana escuchando a todo volumen los Redonditos de Ricota, y ya le pedimos varias veces si puede bajar la música, en especial los fines de semana. No le importa que en el edificio tengamos dos pisos más debajo de ella. Hay gente adulta y ella alude a que hace dos años le falleció la madre y le diagnosticaron esquizofrenia, y suele fumar marihuana”, expresó la dueña de uno de los departamentos del edificio que está en esta esquina de la ciudad.
En Barrio Norte, en tanto, una profesional decidió romper el portón de un edificio de 38 y 10 para evitar dejar su auto afuera, justo un día de lluvia en el que se había cortado la luz y no funcionaba el sistema eléctrico.
¿Dónde quedó el canal de diálogo y las negociaciones amables entre vecinos? ¿Acaso la situación económica puede generar repercusiones en las conductas de las personas, que se muestran cada vez más irritables e intolerantes?
Por lo pronto, sobran los ejemplos en los edificios de La Plata y las administraciones han tenido que incrementar el servicio de profesionales abogados para terminar dirimiendo o resolviendo situaciones a un alto costo económico.