Depredación del Mar Argentino: “Hagan leyes que protejan al mar, que nos van a robar todo”

La milla 201 marca una línea imaginaria donde termina nuestro mar y empiezan las aguas internacionales. Allí prácticamente hay una ciudad de barcos que depreda los recursos naturales y golpea duramente nuestra economía.

El último documento que sacó Opras (Organización para la Protección de los Recursos Pesqueros del Atlántico Sur) precisa: “Hasta 300 buques extranjeros han llegado a pescar entre 500.000 a 1.000.000 toneladas/año de recursos pesqueros (calamar, merluza, toothfish, abadejo, hoki, etc.) fuera de la jurisdicción nacional, obviamente libres de todo control, regulación y ordenamiento, con ingreso libre de aranceles a sus mercados y con volúmenes de captura que les permiten volcar productos en el mercado internacional a los principales destinos de nuestra propia industria, pero con precios fuertemente distorsionados por la incidencia de sus bajos costos operativos y comerciales”. Ante esto es preocupante el nivel de tolerancia diplomática argentina con los abusos de los países pesqueros de la milla 201. Es hora de impulsar una política diplomática pesquera más efectiva en beneficio de los pescadores argentinos, de la protección de los recursos pesqueros y de los ecosistemas del Atlántico Sur.

En carne propia

“Esto la verdad es que es como un cáncer que te va comiendo de a poco hasta que te mata”, dice Hugo, dueño del pesquero Santa Mónica, en diálogo con diario Hoy. “Mi embarcación es algo añeja, pero pasa todos los controles, lo que no pasa es el trabajo. Ya no hay el trabajo de antes, y ponerla en el mar es caro; serviría mucho más si no se llevaran todo. Pero vos fíjate, yo para salir no puedo contar con menos de 10 hombres, o sea que la ganancia tiene que rendir para esos hombres, desde el capitán hasta ayudante de cocina, que la última vez no llevamos y al cocinero no le gustó nada, pero achicamos un gasto”, dice Hugo, que toma aire y sigue: “¿Vos sabés cuánto les pagan a esos chinos o japoneses que están adentro del barco? Porque el barco no es de ellos. Le pagan 100 dólares al mes. ¿Y sabés cuánto se lleva el pesquero? Bueno, algunos pueden cargar hasta 50 toneladas por noche, y entre nosotros hablamos de que ya debe haber como 600 barcos”, dice el dueño del Santa Mónica, resignado y pide: “Hagan leyes que protejan el mar, la tierra, que nos van a robar todo”.

Las pérdidas en números

A principio de siglo se pescaba entre 300.000 y 360.000 toneladas anuales de calamar; ahora oscilan entre 60.000 y 100.000 toneladas y redujeron de 8 a 4 meses su temporada, mientras los buques extranjeros (dentro o fuera de la ZEEA) pescan hasta 500.000 toneladas anuales de calamar, sin respetar márgenes de escape y depredando esa especie y otras.

Igual, hay que aclarar, los buques extranjeros que pescan fuera del Mar Argentino también afectan el stock y lo que entra a nuestro mar, ya que no permiten que el círculo de la naturaleza se complete porque arrasan con todo: peces pequeños, medianos y grandes, sea lo que ellos buscan o no.

No hay que dejar de lado la desactualización de las multas por pesca ilegal. En 1998, la ley 24.922 las fijó en un mínimo de $5 millones y un máximo de $10 millones de dólares. Pero pasaron 24 años, y las cifras no son para nada las mismas.

Por otro lado, en poco tiempo el número de embarcaciones llego a más de 500. Si se considera que cada una de ellas podría pescar unas 50 toneladas de calamar por noche, el daño económico es muy grande. Porque hasta los más pesimistas hablan de cifras que van de los USD 5.000 millones hasta USD 14.000 millones al año.

Ya no es solo China

Las grandes naciones, tras haber agotado las poblaciones de peces en sus propias aguas, buscan otros lugares para llenar sus redes. Investigadores descubrieron que 300 embarcaciones chinas pasaron 73.000 horas pescando en las afueras de la ZEE que rodea las Galápagos. También 180 barcos de solo cuatro países (China, Corea del Sur, Taipei Chino y España) pasaron un total de 84.000 horas de pesca en la ZEE de Argentina en 2018. Eso es el equivalente a 9,6 años en el agua.

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