cultura

El creador del parque Saavedra

Atilio Boveri no solo fue un pionero en la gestión cultural de nuestra ciudad, sino que también fue uno de los grandes custodios de nuestro medio ambiente.

Atilio Boveri nació el 6 de abril de 1885 en Rauch, pero desde muy joven se radicó en La Plata, incorporándose al destacado núcleo que jerarquizó la vida cultural de la ciudad.

Pensionado por el gobierno de la Provincia de Buenos Aires, realizó un viaje de estudios a Europa; estuvo en Florencia y luego se radicó en Mallorca, donde aquilató su arte. Pintó obras decorativas, practicó la cerámica, la escultura y fue escritor de curiosos libros, entre los más recordados, El sapo y otras cosas más, con ilustraciones propias, y La ruta. Colaboró en diversos diarios y revistas de la época e hizo su primera exposición en 1921, que se llevó a cabo en la sala de la Comisión Nacional de Bellas Artes en Buenos Aires.

En 1914 viajó a Múnich, con posibilidades de radicarse allí, pero el estallido de la Gran Guerra lo hizo regresar a Argentina. En 1917 fue nombrado director de parques y jardines de La Plata. En ese cargo se destacó como el creador del parque Saavedra, además de dos viveros municipales, y otros jardines y monumento.

Alentó un proyecto ambicioso pensado en todos sus detalles: crear un gran Jardín Científico en la zona del balneario platense de Punta Lara. En ese proyecto, que finalmente cayó en el olvido, trabajó durante más de quince años. Una de las grandes atracciones sería el fororaco, un avestruz fósil de diez metros de alto, clasificado por el doctor Ángel Cabrera.

El jardín tendría como base las extraordinarias selvas marginales de la zona y aspiraba a abarcar tres zonas fundamentales del conocimiento: la ciencia, el arte y la historia. Todo racionalmente ordenado dentro de la selvática riqueza del balneario de Ensenada.

La faz histórica estaría representada por un monumento que recordaría a los hechos y los hombres eminentes que tuvieron una actuación prominente dentro de la región: Francisco Cestino, historiador de Ensenada que propuso radicar en esa localidad la capital de la Provincia de Buenos Aires; Carlos Spegazzini, naturalista italiano radicado en La Plata que descubrió casi tres mil nuevas especies vegetales y se propuso hacer de La Plata el baptisterio de la botánica argentina; Guillermo Hudson, ornitólogo y uno de los grandes escritores de lengua inglesa cuyos temas fueron tomados de sus años de residencia en nuestro país; y Pedro Duval, héroe casi desconocido que el 28 de junio de 1807 corrió a Buenos Aires llevando la noticia del desembarco inglés.

Con obras de arte se representaría la gigante fauna prehistórica del antiguo suelo argentino. Entre ellos, el Antarctosaurio, uno de los más sensacionales vertebrados descubiertos en Neuquén. El más grande dinosaurio que pisó la faz de la Tierra: más de sesenta metros de longitud. Dos arcos enfrentados reposando sobre bloques de piedra formarían un arco y hubiera ido grabada la siguiente leyenda: “Dios nos puso en la Tierra como signos de grandeza insuperable”. Asimismo, se incluiría el mastodonte, el megaterio y el Antropornis Nerdenskyoldd.

Boveri fue uno de los primeros pobladores de Villa Castells, transformó con esfuerzo un cardal inhóspito en un vergel, a la vez que brindaba herramientas para el progreso de la localidad. Plantó innumerables cipreses en homenaje a su íntimo amigo, el poeta Almafuerte.

Celebraba las fiestas patrias forestando el lugar: frutales, pérgolas y fuentes se alternaban en su solar con bellas cerámicas modeladas con arcilla de la zona. En 1999 se lo declaró “Ciudadano Ilustre Post Mortem” y se hizo un importante acto en su homenaje en el parque que lleva su nombre, en Gonnet.

Partió hace 70 años, pero la vigencia de su mensaje y el ejemplo de su acción pública, artística y comunitaria, prestigian no solo a nuestra región, sino que lo proyecta con caracteres personalísimos en el ámbito de la cultura nacional.

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