cultura

El gran cazador de ballenas de la literatura universal

Herman Melville fue uno de los fundadores de la novela norteamericana.

Siempre recordaba aquella escena de su infancia: un niño de 11 años tomado de la mano de su padre, en una noche tormentosa, en el puerto de Nueva York, esperando un barco para ir a un lugar que les diera una segunda oportunidad. Recuerdos como ése impulsarían a Herman Melville a dedicarse a lo que él llamó en una carta a “La batalla de todas las batallas es escribir”. Y de esas batallas, salieron obras gigantescas como Moby Dick, Billy Budd y Bartleby, el escribiente. Libros en los que están presentes retazos de una vida en la que se suceden motines en alta mar y días de convivencia con caníbales.

Era abolicionista -Benito Cereno es un símbolo cabal de una época de esclavitud-, partidario de la revolución parisina de 1848 -cuyos ecos resuenan en su tercera novela, Mardi-, como dice Guillermo Saccomanno: “Su idea de Dios es la de un bromista que toma por víctimas a los hombres”, esa idea atraviesa de lado a lado la apocalíptica Moby Dick, una obra monumental que jamás ha sido igualada. Un escritor platense, Eric Schierloh, hizo una antología con 59 poemas que tradujo de Herman Melville, a la que tituló Lejos de tierra.

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