El Museo de la Soda y el Sifón
Se cumplen 15 años de la apertura de un espacio soñado por un coleccionista, quien hizo de su hobby uno de los museos más llamativos del país. Luis Taube, personaje berissense, que terminó abogacía y vive de la demolición, pero es feliz por juntar más de 4.000 sifones
Un vecino berissense, de esos desopilantes por sus buenas risotadas y ocurrencias, conocido hasta entonces por unos pocos que iban a su negocio de venta de usados en 60 y 128, decidió armar allí algo distinto, que sacie su sed creativa.
“Iba a los fondos de los baldíos, de las viejas casas o a los arcones de las abuelas donde encontrabas cosas constantemente. Y lo que servía lo vendía en este negocio… una cama, lámpara, rueda, algo de bronce”, relató a Hoy sobre aquel metier. También llegó a juntar muchos ladrillos.
Pero se le prendió “la lamparita” y no dudó en ampliar su trabajo con el fin de juntar sifones. ¡Ese era el sueño que una jornada como hoy, pero que cayó sábado, fue la primera cita al Museo de la Soda y el Sifón!
“Había encontrado de Magdalena, de Brandsen, y cuando llegó uno de Mar del Plata ya me había entusiasmado mucho y llevaba unos 100 distintos”. En la actualidad, cuenta con 4000, con piezas originales de soderías del Uruguay, Perú, España, Francia, Inglaterra y Hungría.
¡Soooderoooo…!
El popular grito que aún se oye en nuestras calles, como una música pueblerina que no la cambia el progreso, transformó a este hombre en el “de los sifones”, aunque paradójicamente nunca los vendió. “Ni tampoco los vendo, por más que vengan al museo y pongan fortuna”. La afición de coleccionar los llevó a viajar. A él y su señora Mariana, haciendo ruta por toda la Provincia, por ruta 29 y ruta 2, y consiguiendo sifones, Corrientes, Mendoza, Córdoba, el país, tratando de tener uno de cada localidad.
Diferentes colores, medidas, relieves. Un sifón de color azul y forma piramidal, que rescataron en Europa. Maquinaria para el llenado que datan de principio de siglo.
Luis Alberto Taube, otro “loco inventor” de Berisso, de la zona de “la bajadita” (Montevideo y 13). Que se remonta también a la historia y da clases burbujeantes de entusiasmo:
“Las gaseosas antigüamente las hacían las soderías. El primer sifón que se inventa es para una gaseosa. La gasificación que formaba, un inglés logra encerrarla y a ese mezcla la llamó gas carbónico. Así inventa la soda”.
Palabra de quien terminó abogacía y rompió la tradición famliar, para dedicarse a buscar viejos sifones y que nadie los rompa. “¡Denmelos, a mí!”, fue por años el rezo de Luis.
“El primero fue de 1905”
-¿Cómo se te ocurrió todo esto?
-Veía en la calle cómo los cirujas rompían los sifones de vidrio con cabeza de plomo. Me decían que el vidrio se reciclaba y el plomo se fundía. ¡Uy, en el 2000 no va a quedar ni uno!, pensé. Empecé a recorrer las tres ciudades comprando y juntando cajones.
-¿Sigue habiendo sifones de vidrio?
-La última serie la sacó de circulación Ivess, será cosa de 2 meses. Luché para que aunque sea me carguen a mí. ¡Salvemos el sifón de vidrio, les decía, dale (risas).
-¿Toma soda?
-Por supuesto, pero no tomo alcohol hace 15 años. Cuando no la tengo, sufro. Y por supuesto tenemos soda fría para darle a los visitantes.
-En su búsqueda apasdionada, ¿cuál fue la figurita más difícil?
-El primer sifón que se fabricó en la Argentina, el de la primer sodería “La Argentina” que se fabricó en 1905 y viene de la primer licorería.
-¿Un sueño?
-Seguir recibiendo a la gente, como la que vendrá este sábado. Disfruto, es un hobby, no te olvides que vivo de la demolición.
