El platense que conoció a los Beatles en los días de Get back
A finales de 1968, Renato Varotto viajó a Londres y pudo conocer a los “Fab Four” en la puerta de Apple. El gran souvenir de su vida es una foto con Paul McCartney.
En el preciso momento en el que buena parte del planeta se ha detenido a mirar los tres episodios de Get back, un platense abre los labios con otra clase de sonrisa: la de los testigos.
A finales de 1968, cuando los Beatles comenzaban el proceso de grabación de Let it be, un joven Renato Varotto se apostó en la puerta de Apple y pudo ver la entrada de cada uno de los integrantes al edificio de Savile Row. “Paul llegó caminando”, recordó. “Puso una carta en el buzón de la esquina y me dije: Por acá el tipo no pasa sin hablar conmigo. Y así fue”, comentó.
Estaba vinculado desde su niñez con la música, ya que su abuelo y su tío eran electricistas del Teatro Argentino y solían llevarlo a los ensayos. Pero su adolescencia coincidió con la explosión de la “beatlemanía”. Como tantos jóvenes de su generación, sintió el llamado del rock & roll y armó su propia banda para tocar en el incipiente circuito platense. “En ese momento yo trabajaba con mi viejo, que un día me dijo: ¿Querés viajar a Europa? ”, explicó Varotto. “Yo tenía 18 o 19 años. Por supuesto que le dije que sí. Uno de los lugares por los que pasaba mi itinerario era Londres. Ahí, mi objetivo era pura y exclusivamente ver a los Beatles”.
En uno de sus primeros días en dicha ciudad, Varotto caminaba por Picadilly Circus y se cruzó con un hombre con las mismas botas que usaban los Beatles. Con su inglés de colegio secundario, le preguntó dónde podía comprarlas y el desconocido le pidió que lo siguiera. Caminaron unos 30 metros juntos y Renato reunió el valor para hacer la pregunta que lo había empujado a cruzar el océano: ¿dónde puedo ver a los Beatles? “Vení conmigo”, le dijo el desconocido.
“Hacemos media cuadra más, damos la vuelta y llegamos a Savile Row 3”, contó Varotto. “El tipo sabía que, en el transcurso de una hora, iba a poder verlos a los cuatro. Ringo y George llegaron en sus limosinas; George manejando él, Ringo con un chofer con levita. Bajó con una filmadora, me acerqué, le quise hablar, pero no me dio ni cinco de bolilla. John llegó con la japonesa y Mal Evans, el asistente del grupo, cruzó la calle caminando”, rememoró el fanático.
El centro de su relato, por supuesto, es el encuentro con McCartney. Como acredita su reedición de Bésame mucho en los Anthology, Paul entonces manejaba algunos rudimentos del español. “Paul, ¿puedo hablar un minuto con vos?, le dije. Sí, pero despacito, me respondió”, explicó Varotto. “Le conté que venía de Argentina, que quería sacarme una foto con él y posamos para la cámara. Yo no tenía encima ni una lapicera ni un papel encima como para que me firmara un autógrafo, así que lo saludé, entró a la oficina y los cuatro se quedaron charlando frente a un ventanal”, concluyó Renato.
La escena, a la distancia del mito, tiene algo de irreal. Un platense, apostado en el corazón del Swinging London, logró interceptar a sus ídolos en el preciso momento en el que su edificio comienza a colapsar. Ahí mismo, solo unas semanas después, los Beatles iban a dar el último concierto de su historia. La terraza estaba lista.