cultura

El Sarmiento que no les gusta a los ricos

Condenó el reparto de las tierras robadas a los indios, que se repartieran como botín privado, y la deuda externa contraída.

Domingo Faustino Sarmiento se enfrentó abiertamente con la casta parasitaria: “Yo estoy hace tiempo divorciado de las oligarquías”. Cuando se habló de darle más poder al ejército, dijo: “Será contribuir a echarle la soga al cuello a las libertades civiles”. Así diagnosticó a su época: “Las vacas dirigen la política argentina”. Muy poco es lo que se recuerda del Sarmiento enfrentado a la oligarquía, el alto clero, la gran prensa nacional y las aristocráticas matronas porteñas.

Denunció que Julio Argentino había inaugurado una monarquía presidencial. Condenó el reparto de las tierras robadas a los indios, que se repartieran como botín privado, y la deuda externa contraída: “Quedaremos por un siglo bajo la inspección aduanera”. No se trata de idealizarlo, por construir su idea de país, fue capaz de “no ahorrar sangre de gauchos”. No entendió las revueltas populares, dijo que la Comuna de París era una “revuelta de esclavos ebrios” y criticó muy duramente las primeras huelgas obreras que se hicieron en nuestro país. Pero también hay que recordar que quería industrializar el país y multiplicar las escuelas y bibliotecas. Que dejó la presidencia del país con las manos vacías y sin casa propia.

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