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Claroscuros del comediante que marcó una época

Jerry Lewis era llamado el rey de la comedia, alcanzó una inmensa popularidad gracias a la televisión y el cine. Una vida que osciló entre las drogas y el abuso sexual.

Debió abandonar la escuela a los 12 años porque sus compañeros le hacían bullying. Lo hostigaban llamándolo “Id” (idiota). Aprendió que, para sobrevivir, hay que ser fuerte. Y no perder el humor. No le fue mal. A fines de 1961, Marilyn Monroe entregó a US News & World Report una lista de los diez hombres más sexis que había conocido: Id figuraba en el quinto lugar, detrás de Arthur Miller, Frank Sinatra, Joe Di Maggio y John Fitzgerald Kennedy.

A los 20 años, formó dúo con Dean Martin, empezaron a actuar en clubes nocturnos hasta que llegaron a la televisión y se convirtieron en estrellas de apabullante rating. Hicieron juntos más de una docena de películas y eran convocados por grandes figuras –como Bing Crosby o Bon Hope– para que dieran el toque humorístico a sus propios ­filmes. A comienzos de los 60, el dúo se separó para crecer cada uno en su propio camino.

Jerry Lewis padecía de úlceras gástricas y una pertinaz taquicardia, vivía en una suerte de palacio electrónico lleno de pequeños objetos inútiles. En un reportaje publicado por Newsweek, confesó que siempre dormía con un revólver cargado bajo la almohada, temeroso de que le secuestraran los hijos. Su éxito radicaba en haber sabido construir un personaje cuya edad mental no excede los 11 años –según el propio Lewis confesaba en “You’re never too young”–, inconfundible por su histrionismo gesticulante. El equipo de psicólogos y sociólogos que lo asesoraba le aconsejó que todas sus películas terminaran con un punch cómico, como para que los espectadores salieran riéndose de la sala, y que cada cinco minutos, con rigor inapelable, se incluyera un chiste visual. Su facturación le daba la razón a sus asesores. Jerry Lewis dijo en una entrevista en los años sesenta: “Gano tres millones de dólares al año, descontados impuestos, y la versión de que hago beneficencia es un infundio de mi agente de publicidad”.

En 1952 se casó con Patti Palmer, una excantante de la orquesta de Jimmy Dorsey. Un matrimonio que mantuvieron durante cuarenta años. Aseguraba haber tenido un idilio con Marilyn, pero las inquietudes de ella abrevaban en fuentes a las que Lewis no solía frecuentar. Tuvo siete hijos, uno de los cuales se terminó suicidando. Luego se casó con una azafata, Sandee Pitnick, con quien adoptó a una niña, Danielle Sara Lewis, que sería la única que incluyó en su testamento. Al dejar por escrito su última voluntad, fue muy duro con todos sus hijos anteriores: “He excluido intencionalmente a Gary Lewis, a Ronald Lewis, a Anthony Joseph Lewis, a Christopher Joseph Lewis, a Scott Anthony Lewis, y a Joseph Christopher Lewis y a sus descendientes como beneficiarios de mis bienes, siendo mi intención que no reciban ningún beneficio”.

Después de sufrir un accidente en Las Vegas, cayéndose del escenario, comenzó a sufrir fuertes dolores en la espalda que comenzó a soportar mediante el consumo de opiáceos. Esa fue su puerta de entrada a las drogas. Se convirtió en un adicto. Tardó muchos años en salir: “Yo no recuerdo muchas cosas pero mi mujer y mis hijos podrían contar lo duro que fue. Estaba ­terriblemente nervioso, irritable, intolerante e impaciente. La droga destrozó parte de mi vida”.

Un documental de HBO reúne el testimonio de varias mujeres acusando a Jerry Lewis de acoso sexual. Se trata de excompañeras de reparto del actor. Karen Sharpe, quien actuó con él en Caso clínico en la clínica, una película de 1964, recuerda que en una prueba de vestuario Lewis ordenó a todos los presentes salir de la sala para quedarse a solas con ella: “Me agarró. Empezó a acariciarme. Se desa­brochó los pantalones. Francamente, me quedé estupefacta. Levanté la mano y dije: Espera un minuto. No sé si este es un requisito para las actrices protagonistas, pero es algo que no hago”. La experiencia de Hope Holiday no fue mejor. Para ella, el primer día de rodaje de la película El terror de las chicas fue una pesadilla. La primera vez que se quedaron solos, le dijo: “Eres muy atractiva, pero usas pantalones todo el tiempo. Tienes buenas piernas y buenas tetas”. Como ella se negó a abrazarlo, el actor se masturbó delante de ella.

Completan su retrato su postura a favor de Ronald Reagan, Bush y Donald Trump, y su rechazo a aceptar a refugiados sirios en suelo norteamericano. Murió en su casa de Las Vegas el 20 de agosto de 2017, a los 91 años.

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