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Hallazgo: un estudio revela que las plantas “hablan”

Se trata de “clics” que recuerdan al estallido de los pochoclos. Aunque pueden tener el volumen de la voz humana, como son emitidos en altas frecuencias no podemos oírlos sin los instrumentos adecuados.

Entre los jardineros, son muchas las personas que le hablan a sus plantas. Lo que nadie podía sospechar es que ellas también pueden hacerlo, y a un volumen similar al de nuestra voz. Lo acaba de demostrar, por primera vez, un equipo de investigadores de la Universidad de Tel Aviv, que consiguió no solo grabar la “voz” de varias clases de plantas, sino también analizar el significado de los sonidos que emitían.

“Encontramos que las plantas generalmente emiten sonidos cuando están bajo estrés, y que cada planta y cada tipo de estrés está asociado con un sonido identificable específico —dicen los investigadores en su artículo—. Aunque son imperceptibles para el oído humano, los sonidos emitidos por las plantas probablemente pueden ser escuchados por varios animales, como murciélagos, ratones e insectos”.

A través de este estudio pionero recién publicado por la revista Cell, los investigadores explicaron que los sonidos, similares a un clic, se parecen al estallido de los pochoclos y se emiten a un volumen similar al del habla humana. No podemos oírlos porque se trata de sonidos de alta frecuencia, más allá de nuestro rango auditivo, pero sí que pueden ser percibidos por distintos tipos de animales.

“De estudios anteriores sabemos que los vibrómetros registran vibraciones en las plantas—explicó Lilach Hadany, directora de la investigación—. Pero, ¿se convierten esas vibraciones en ondas sonoras en el aire, es decir, en sonidos que pueden ser escuchados a distancia? Nuestro estudio abordó esta pregunta, que los investigadores han estado debatiendo durante muchos años”.

En la primera etapa del estudio, Hadany y sus colegas colocaron las plantas en una caja acústica en un sótano tranquilo y aislado, sin ruido de fondo. Los micrófonos ultrasónicos, que graban sonidos a frecuencias de 20-250 kilohercios (la frecuencia máxima detectada por un adulto humano es de aproximadamente 16 kilohercios), se configuraron a una distancia de unos 10 centímetros de cada planta. El estudio se centró principalmente en las plantas de tomate y tabaco, pero también se registraron trigo, maíz, cactus y henbit (una especie de ortiga).

“Antes de colocar las plantas en la caja acústica las sometimos a varios tratamientos: algunas de ellas no se habían regado durante cinco días, en otras el tallo se había cortado y otras no se habían tocado—explicó Hadany—. Nuestra intención era probar si las plantas emiten sonidos y si estos sonidos se ven afectados de alguna manera por la condición de la planta. Nuestras grabaciones indicaron que las plantas de nuestro experimento emitieron sonidos a frecuencias de 40-80 kilohercios. Las plantas no estresadas emitieron, como promedio, menos de un sonido por hora, mientras que las plantas estresadas, tanto las deshidratadas como las lesionadas, emitieron docenas de sonidos cada hora”.

Una vez hechas las grabaciones, se analizaron mediante una serie de algoritmos de aprendizaje automático (IA) especialmente desarrollados. Los algoritmos aprendieron a distinguir entre diferentes plantas y diferentes tipos de sonidos, y en última instancia fueron capaces de identificar la planta y determinar el tipo y el nivel de estrés.

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