Los balnearios de Magdalena y Atalaya, alternativas de turismo familiar
Con cuatro palabras, “nuestra humilde oferta turística”, el flamante director de turismo de Magdalena tomó aire y entregó toda la sinceridad y sencillez del paisaje turístico que brinda Magdalena al turista y que refleja Hoy para sus lectores.
A 50 km de plaza Moreno de nuestra ciudad y a 110 de Capital Federal, con ese bonus que el humano brinda cuando hay limitaciones materiales, Néstor Pedro Fernández habla enamorado de los pagos de Magdalena, pese a que él es nacido en Ranchos. Unos 4 kilómetros de río de La Plata a merced de sus balnearios. Y allí van atraídos de todas partes los que poseen el sofisticado equipo de Kitesurf (ver aparte) , porque estas playas reúnen las condiciones ideales para la aventura acuática.
En sus dos balnearios hay poca playa, sobre todo en el segundo balneario que está sobre el pueblo conocido como Atalaya (allí se “comió” un poco más de arena la demorada obra provincial que pretende levantar un puerto deportivo para amarra de veleros).
“En la comunidad se está aprendiendo sobre turismo. Debemos incrementar la oferta. Y creemos que la transformaremos en un recurso para el patrimonio laboral de nuestra gente”, sueña en voz Fernández.
Al balneario Magdalena se llega por la prolongación de Avenida España, cuando desde la YPF se arranca directo hasta terminar frente al vasto horizonte del río de La Plata. Todo un bálsamo para el alma del adepto a la pesca deportiva, al que se puede ver durante todo el año (hay pejerreyes, bagres de mar, corvina rubia y también tarariras en los arroyos cerca del río).
En cuanto a los alojamientos, hay algunos campings y recientemente, camino a Atalaya, se inauguró un complejo de cabañas.
Reivindicar
Los pagos de la Magdalena, según dice la historia 300 años atrás, iban del Riachuelo al Salado, y en la extensión han crecido un importante número de partidos bonaerenses. Por esto, la riqueza del turismo no se debe solamente al refrescante ambiente ribereño, sino al aprovechamiento que la nueva administración quiere hacer del turismo histórico. “Está La Posta de Aguirre con mas de 200 años, donde se hacía el reemplazo de caballos a los pagos del Tuyú; está el Muelle, que fue construido en el auge de la ganadería cuando las compañías inglesas salaban carnes y cuero para exportar”, detalló el ranchero. Además, buscarán poner en valor las Estancias que desean ser mostradas al público en general, pero antes deberán convencer y alentar a los dueños de las mismas. Por ejemplo, allí existe la Primera Estancia, que precisamente se llama así por ser pionera en la época de las conquistas de los pueblos aborígenes.
