CULTURA

Mafalda, la niña que nunca dejó de serlo

Un personaje que nos enrostra las preguntas más inquietantes y que, pese a que desde hace 50 años no volvió a ser dibujado, sigue teniendo una actualidad llamativa.

Mafalda sigue siendo la niña cuyas preguntas hacen estallar por los aires las débiles construcciones de los adultos. Dice Horacio González: “Mafalda es la pregunta adulta que necesita hacerse infantil para sentir una sorpresa primigenia sobre el mundo que nos rodea”.

Joaquín Lavado (Quino) hizo por primera vez Mafalda en 1964. Fueron en total 1.997 tiras, aparecidas hasta 1973, cuando el dibujante decidió no continuarlas. La historieta nunca dejó de reimprimirse y traducirse, es republicada cíclicamente en diarios provinciales e internacionales, y personas del mundo entero la citan como una lectura de cabecera.

El periodista y humorista Miguel Brascó presentó a Quino –que por entonces rondaba los 30 años y publicaba regularmente sus chistes en distintos medios gráficos– a los responsables de una agencia de publicidad, quienes estaban encargados de promocionar la nueva línea de electrodomésticos Mansfield de la empresa Siam Di Tella. La campaña finalmente no se realizó y los productos Mansfield no llegaron a estar en el mercado, pero una de esas tiras dibujadas por Quino se publicó el 3 de junio de 1964 en “Gregorio”, el suplemento de humor de la revista Leoplán. En esas entregas, el personaje de Mafalda aún no aparecía.

Mafalda hizo su presentación formal el 29 de septiembre de 1964 en las páginas de la revista Primera Plana, por iniciativa del jefe de redacción de la revista y amigo de Quino, Julián Delgado, periodista desaparecido duran­te la última dictadura. El 6 de octubre se sumó a la tira la mamá, Raquel, y el 19 de enero se incorporó Felipe, inspirado en el escritor y periodista argentino Jorge Timossi, radicado en Cuba y que trabajó activamente para la Revolución.

Cada vez que el editor Jorge Álvarez iba a hacer un trámite al banco, notaba que el cajero tenía pegada una nueva viñeta de Mafalda; eso lo decidió a insistirle a Quino para que aceptara publicar la primera compilación que se hizo de la tira. El libro salió para la Navidad de 1966 y agotó 5.000 ejemplares en dos días.

Inicialmente, Mafalda se publicó junto a las noticias políticas, luego quedó ubicada en la página de entretenimientos, al lado de la guía del espectador o junto a los chistes de otros humoristas. Eduardo Galeano comenzó a publicar la historieta en el periódico militante Época, en Uruguay, y mucho más demoradamente que en otros países, recién en 1995, Mafalda se publicó por primera vez en Estados Unidos, aunque en castellano, en el diario Nuevo Herald, dirigido a la comunidad hispana en Florida. La relación fue breve y conflictiva: Quino decidió retirar su historieta luego de que el diario le censurara una tira en la que elogiaba a la Revolución Cubana. Italia fue el primer país que tradujo la historieta. Cuenta Quino: “Mafalda se empezó a publicar en Europa porque Alicia, mi esposa, fue la que contestó a la persona que escribía desde Italia y yo no le respondía nunca. Un día me dijo: A mí me da vergüenza este hombre que siempre escribe y vos nunca le ­contestás. ¿Me dejás que le conteste yo?”. Quino autorizó que la tira fuera coloreada por primera vez en 1979, para una nueva edición francesa.

“Una vez apareció una chica china en la Feria del Libro, que tendría unos 20 años, para que le dedicase unos ejemplares”, contó Quino. “Cuando le pregunté de dónde conocía a Mafalda, me respondió que la leía desde chiquita”. Así se enteró el dibujante que en los 90 habían comenzado a venderse ediciones piratas en Taiwán y luego en el continente. A posteriori empezaron a hacerse legalmente: “Cuando viajé a China, me reuní con la gente de la editorial y les pregunté: ¿Y ustedes cómo han traducido toda la parte en que Mafalda habla del peligro amarillo y de los chinos con la bomba atómica? Ah, no, eso lo sacamos porque consideramos que usted no conocía a la China como para hablar de eso. Me pareció genial, una respuesta de una honestidad brutal”.

El final de la historieta

El 25 de junio de 1973 se publicó Mafalda por última vez. A Quino la historieta había empezado a resultarle opresiva: “Si seguía Mafalda, la historieta iba a terminar por liquidar al dibujante”. Fue un acto de honestidad para consigo mismo, y que revela una coherencia tan honda como la demostrada en aquella carta de 2009, en la que Quino anunció que se tomaría un tiempo sin publicar, hasta encontrar algún modo de renovar la línea gráfica o el enfoque de sus ideas.

El dibujante pensaba mucho antes de trazar la primera línea: “Yo pienso con un bloc en blanco adelante. No puedo imaginarme un dibujo mío si no está en el papel”. Decía que dibujar siempre le había resultado un esfuerzo. Se valía de papel de calcar para que, al repetir los personajes, le salieran igual.

Hoy Mafalda tiene una plaza y un monumento en Buenos Aires, una calle en Francia y otra en Bélgica, y dio nombre a bibliotecas, jardines de infantes y

hasta agrupaciones políticas. Da la ­sensación de que a Mafalda, su familia y sus amigos todos los conocemos, que están desde siempre y para siempre, acompañándonos.

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