Pecán, la llamativa nuez que se cultiva en la ciudad
Pequeños emprendimientos de nuez pecán han ganado lugar en la región y la provincia. Un snack de los más sanos y sin colesterol
La nuez criolla –tradicional- es una de las economías regionales no convencionales de nuestra Argentina, que dejó atrás la intrascendencia de los años ’70 para empezar una revolución a partir de los ’90. Eso es menester de los valles andinos. En el Gran La Plata, según un relevamiento hecho por diario Hoy, existe un puñado de emprendedores agrícolas que vieron en la nuez de nogal una posibilidad de subsistencia familiar. En poco espacio, y con el ambiente húmedo y cálido propicio para este tipo de nuez, que lejos está de generar grandes diferencias en la balanza comercial, se observan en las ferias locales (como “La Tierra Sabe” o “Puente Orgánico”) algunos stands con este producto natural de excelentes dividendos para la salud.
Productores de Los Hornos, Olmos, Abasto, Verónica, Punta Indio, Alvarez Jonte y camino a Brandsen, aseguran que “es más rica y saludable que la criolla”, que acapara el 95% de la oferta nacional, pero que sólo se adapta a los valles andinos centrales. En Catamarca y Mendoza están las mejores variedades y técnicas, llegando a producir 9.800 tns. anuales, de las que se exporta 3.000 tns (30%). La pecán existe en la Provincia, en el sudoeste, que contando a los “nuestros” serían hoy por hoy unos 30 productores (Sierra de la Ventana, Castelar, Saladillo y 25 de Mayo).
De la automotriz a los árboles
“Las semillas las introdujo Domingo Sarmiento, cuando hizo su estadía en EEUU, de donde es originario este árbol silvestre. Plantó en el Delta, en una casita que hoy es monumento nacional protegido, de allí se desparramó y arraigó en Entre Ríos, la provincia donde la pecán tiene su epicentro productivo”. La afirmación pertenece a Luis Vidal, productor platense, que cerró un ciclo de vida en la industria automotriz para dedicarse a la tierra y “ganar mejor calidad de vida, aunque aún no pudimos conseguir una diferencia económica, la rentabilidad está en el punto de equilibrio, cero”.
Mientras esperan que los arbolillos crezcan (los árboles están maduros a los 25 años y darían hasta unos 25 kilos) y así aumente la producción, Vidal relata que “fuimos extendiendo de a poco la plantación y hoy casi llegamos a los 500 árboles”. En la región habría 5 mil árboles (cada uno, da 10 kilos). En esta economía de supervivencia, deben afrontar los costos de fruticultura, combustible, energía, fitosanitarios y abonos, entre otros.
Los frutos están maduros para cosechar a fines de mayo, cosechándose todo en un mes.
Hace 15 años el INTA, a través del grupo Pro-Pecán, conformado por profesionales y científicos, tomó el producto identificado como posible de ser adaptado en el país. Así, se realizaron mejoras que triplicaron el rinde del núcleo, ya que al principio se observaba una dificultad por la pulpa pequeña y una cáscara difícil de pelar.