Con una técnica platense le recuperó la visión perdida a un hombre de 59 años
Tras los pasos de Favaloro, el doctor Andrés Alza inventó un método de cirugía innovador que permitió reconstruir la pupila de un paciente que había perdido la visión hacía más de 40 años.
Un nuevo caso de un avance científico en la Medicina vuelve a posiciones a un profesional de La Plata entre los máximos exponentes de su especialidad en el país y en el mundo.
Se trata del método de Pupiloplastia Retroiridiana generado por el joven oftalmólogo especialista en cirugía Andrés Alza, que logró restablecer la pupila del ojo de un paciente que había perdido la visión.
La técnica consiste en una pequeña cirugía detrás del iris, requiere de una precisión milimétrica para evitar dañar otras partes del ojo.
Los resultados fueron tan sorprendentes, que el procedimiento fue reconocido de forma internacional y publicado en revistas especializadas en la medicina en distintos países del mundo.
“Yo creo a la medicina como algo social. Poder recuperarle la visión a una persona que no podía ver es muy gratificante”, explicó Alza en contacto con este diario en uno de los consultorios de la clínica que heredó de su padre, Enrique Alza, quien fue uno de los primeros especialistas en la medicina que tuvo la ciudad.
“El paciente tenía una pseudo acoria. Esto significa que tenía la pupila escondida. Es una patología rara, que no suele darle. Pero el hecho de que los tengan esto lo puedan solucionar con sus profesionales es muy importante”.
Andrés a los 25 años ya estaba operando. Se recibió de médico, estudió en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de La Plata, hizo la residencia en el Hospital Privado de la Comunidad de Mar del Plata, donde luego hizo una rotación por el Bascom Palmer de Miami, también por el Instituto Barraquer de Barcelona, y también por el Hospital de Niños Sor María Ludovica. Además, tiene un master en la Universidad de Salta de Oftalmología.
“Pensé en la oftalmología desde muy chico, aprendiendo de lo que veía de mi padre y la admiración de lo que él hacía, de devolverle la vista a la gente”
Ninguna cirugía es sencilla, lo que si tiene el cirujano es una curva de aprendizaje para lograr refinar su técnica quirúrgica. El cirujano tiene que tener valentía. El médico siempre va a poner lo mejor, es una actividad social, pero a veces las circunstancias no ayudan, a veces hay cataratas más difíciles o córneas más complejas, y a veces la evolución no es la esperada, es un mondo. Operé a mi madre de cataratas, artista plástica y me separé de la persona de quién era, para poder hacerlo. Salió perfecta la operación”.
