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Pilar Peredo, de La Plata a los principales festivales de cine del mundo

Se formó en nuestra ciudad. Actualmente vive en Francia, donde trabaja en una productora de la que han salido películas latinoamericanas exitosas.

Nació en Lincoln, pero no olvida sus años en la Facultad de Bellas Artes de La Plata, cuando estudiaba Profesorado y Licenciatura en Artes Plásticas y Escenografía. Se le empoza la emoción en los ojos cuando recuerda esos días de búsquedas personales y encuentros con estudiantes de todo el país. Pilar Peredo está dedicada enteramente al cine, y es parte de una empresa francesa que produce algunas de las películas más notables del cine latinoamericano, como Los reyes del mundo, un filme dirigido por la colombiana Laura Mora que ha ganado recientemente la Concha de Oro del Festival de San Sebastián, el premio mayor del Festival de Biarritz, y además es candidata para los próximos Óscar.

—¿Cuándo decidiste radicarte en Francia?

—En realidad, no fue algo que pensara demasiado. Yo estaba trabajando muy bien en Argentina y estaba contenta con lo que estaba haciendo, pero entonces conocí al que hoy es mi marido. Entonces me vine a vivir a Francia por una cuestión más sentimental que profesional.

—¿En qué estabas trabajando en Argentina?

—Trabajaba en cine. A mí me gusta mucho la ópera, entonces empecé a estudiar Escenografía, pensando más en ese perfil. No conocía la industria del cine, no tenía ningún conocido que trabajara en eso y entonces ni siquiera sabía que se podía vivir de eso, que era un trabajo. No lo consideraba como parte de mi futuro. Pero, bueno, por esas cosas me fui adentrando en ese terreno y mi primera experiencia laboral fue justamente en cine. Se dio de manera accidental, pero encontré una vía que me gustó y en la que me pude ir desa­rrollando. Fui durante muchos años meritoria, después asistente. Y fui aprendiendo de muchos maestros y maestras, y así me fui formando.

—Actualmente estás trabajando en una productora que ha participado en muchos proyectos cinematográficos latinoamericanos. ¿Qué es lo que los motivó a poner el ojo en la producción hecha en esta parte del mundo?

—Mi marido es productor, eso hizo que a mí se me amplíe un poco la visión de lo que yo conocía del cine cuando trabajaba en Argentina. Allí trabajaba en el área de arte o vestuario. Entonces, la producción para mí estaba más ligada a la parte más financiera, si se quiere, del proceso, y la realidad es que es un área sumamente creativa. Cuando llega la idea y uno quiere que esa idea se vuelva película, sin quererlo se vuelve un poco productor: el acompañamiento al director para llevar al máximo esa historia que quiere contar, y luego del rodaje, el montaje y las etapas de posproducción. Es muy largo el camino hasta llegar a ver una película terminada. En ese sentido, en la productora en la que trabajamos con mi marido, por nuestros orígenes argentinos, tenemos gran afinidad con América Latina. Es lo que hemos hecho bastante durante los últimos años.

—Hablemos de Los reyes del mundo, tu producción más reciente, una película que ya ha cosechado premios internacionales muy importantes...

—Digamos que Los reyes del mundo recién empieza su carrera porque se estrenó mundialmente ahora en San Sebastián. El encuentro con la directora se dio a través de la amistad. Creo que es muy importante formar esos vínculos porque es muchísimo esfuerzo hacer una película, muchos años de trabajo en común y de tratar de entender al otro. Lo más importante es tratar de que ese vínculo sea primero humano y después profesional. Pero, en todo caso, tiene que haber un vínculo real, porque si no, se vuelve muy difícil, muy pesado el trabajo.

Los reyes del mundo

A propósito de la historia que cuenta su más reciente película, Peredo detalló: “La historia de Los reyes del mundo es la de cinco chicos de las calles de Medellín. Uno de ellos recibe una carta del Organismo de Restitución de Tierras en Colombia (tierras que habían sido quitadas por los paramilitares) notificando que su abuela puso los lotes de ella a su nombre. Entonces los cinco chicos se van en busca de esa tierra prometida, haciendo todo un recorrido por el Bajo Cauca, que es una región muy rica en oro y uno de los lugares más peligrosos de Colombia”.

—Una película que toca un tema muy sensible, el régimen desigual de la tenencia de tierras. En ese sentido, la película contribuye también a un debate que hay que dar en toda Latinoamérica...

—Por supuesto. En Colombia, además, muchos desplazamientos se han dado de esa manera. Justamente, son exilios internos dentro del mismo país; poblaciones enteras que se han tenido que desplazar. La directora quería hablar mucho también de cómo se da esa territorialidad y de la necesidad de tener un lugar propio.

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