San Pablo, el motor económico de Brasil

Por Juan Pablo Ferrari
Enviado Especial a Brasil 2014

San Pablo impacta, por el aire o por la tierra. Es un país dentro de otro gran país, que nuclea la burguesía industrial de la economía más importante de Sudamérica.
Con una población cercana al total de los habitantes de República Argentina, en el estado de San Pablo viven más de 41 millones de personas, de las cuales 15 millones están radicadas en la capital y los alrededores.

La Selección nacional llegó ayer a una verdadera metrópoli, que es considerada la ciudad más grande del continente y la octava a nivel mundial en cuanto a conglomeración de gente.

De acuerdo al relevamiento realizado en 2013, el producto bruto interno de San Pablo alcanza los 1.500.000.000 millones de dólares, y supera al de cualquier país de Sudamérica. Será por esto que es considerada como la locomotora de la República Federal del Brasil, ya que su economía es más grande que la otras ciudades como Belo Horizonte, Brasilia y Río de Janiero.

A diferencia de otras importantes capitales de Brasil, el sistema de transporte público es muy amplio y organizado. La red del Metro cuenta con nueve líneas que desarrollaron sus recorridos hasta cinco pisos por debajo de la tierra.
El pasaje cuesta 3 reales (15 pesos) y permite hacer conexiones y viajar de manera rápida y eficiente junto a cuentos de personas.
 
700 reales, el salario mínimo

Si bien San Pablo tiene una economía fuerte y consolidada, tiene contrastres. Por ejemplo, el salario mínimo que fijó el Estado es muy bajo. En total, una persona que comienza a trabajar en esta ciudad gana 700 reales (3500 pesos), que apenas le alcanza para alimentarse, sin esperar vivir de manera independiente.

Un taxista con vehículo propio, sin embargo, recauda entre 180 y 200 reales diarios (950 pesos argentinos), lo que le permite tener un ingreso cercano a los 5 mil reales por mes, si trabajase  todos los días.

Una maestra de escuela pública, en tanto, comienza ganando 2.500 reales al mes (12.500 pesos argentinos), que le permite alquilar un departamento de un ambiente pagando 800 reales en el centro, para luego destinar el resto del dinero en alimentación y movilidad.

Pensar en comprar una vivienda propia implica una inversión cercana a los 200.000 reales ( 1.000.000 de pesos) en la zona urbana de San Pablo.

Soñar con tener un vehículo propio, en tanto, demanda un costo de 25.000 reales (unos 100.000 pesos). Este es el valor que se paga por un utilitario como un Ford Fiesta 2014, que aquí en Brasil se sigue fabricando con la misma carrocería vieja que los hacían en Argentina en la década pasada.

Los autos son de baja cilindrada (la mayoría de los motores son 1.2 o 1.1) lo que permite un bajo consumo de combustible.

Llamativamente esto no ocurre con los móviles policiales, que como muestra del poderío económico de esta ciudad son lujosos y robustos Mitsubishis.

Cualquier paulista que pretenda enviar a sus hijos a una escuela privada debe pensar en pagar no menos de 500 reales la cuota, que significan unos 2.500 pesos argentinos.

En líneas generales, el ciudadano paulista es más distante que el carioca (de Río de janeiro) o que el Mineiro (de Minas Gerais y Belo Horizonte).

Si uno llega con hambre a San Pablo se puede topar con una antigua “churrasquería”, que son los típicos tenedores libres que en argentina manejan los chinos.

Con 25 reales (unos 125 pesos argentinos) a uno le dan de comer hasta empacharlo, y hasta le cobran los desperdicios si deja algo sin tocar en el plato. 

Entre la capital del arte y el flagelo de la droga…

Dentro de su magnitud como metrópolis, en San Pablo sobresalen las exposiciones de arte que convocan a reconocidos artistas de todo el mundo.

En los shoopings o en las plazas sobresalen las promociones de las diferentes muestras, que le dan una cuota de jerarquía internacional a esta ciudad. El paisaje contrasta con las secuelas de la drogradicción, que como también ocurre en Argentina tiene sus ejemplos más evidentes en los espacios públicos. Allí sobra gente viviendo en las plazas, o debajo de los bancos, que además de hacer sus necesidades piden dinero y hasta llegan a robar para conseguir el “crack”.

Al igual que el “paco” en Argentina, este tipo de drogra (una especie de cocaína picada con lana de vidrio y residuos) es fumada en pipa por grandes y chicos, provocando un estado de absoluta alteración y desfasaje de sentidos que le dan lugar a los crímenes más insólitos. En tal sentido, San Pablo tiene la tasa de criminalidad más alta del país y a diferencia de Belo Horizonte o Porto Alegre, transitar sus calles después de las 18 conlleva desafiar a la delincuencia.

Los Argentinos deberán apelar a “la mano de Dios” para que no les pase nada en San Pablo

El consulado argentino en San Pablo, que se encuentra bajo la gestión de Jorge Agustín Molina Aranbarri, funciona de lunes a viernes de 9 a 13.

Ubicado en la zona céntrica de San Pablo, sobre la Avenida Paulista al 2013, las oficinas del gobierno nacional en esta metrópolis se encuentran al lado de la sede del Banco Nación.

A diferencia de lo que ocurre en Belo Horizonte, donde el consulado nacional trabaja hasta las 18, aquí los funcionarios trabajan cuatro horas y cuelgan un cartel de “emergencias” por si algún compatriota sufre algún percance en esta zona de Brasil.

“Por cualquier emergencia llamar al 55 11 996041561”.

De este modo, la atención personalizada es algo poco habitual, y sólo se aceptan denuncias por robos o accidentes de tránsito en la vía pública. Ahora bien, si a uno le roban el celular y no puede llamar el número que ofrece el consulado, ¿qué servicio ofrece el estado argentino en esta gran metrópolis?