Semana laboral de cuatro días: ¿estamos listos en Argentina?

Se aprobó en Bélgica y se debate en España, pero ¿qué pasa en un país como el nuestro donde faltan fuentes de empleo formal? El análisis de un especialista.

Esta semana una noticia de Bélgica impactó en el mundo occidental: la aprobación de la jornada laboral de cuatro días y tres de descanso, algo que también se debate con fuerza en España, pero ¿es posible en la Argentina?

En un contexto donde lo que falta es, justamente, fuentes de empleo formal, el psicólogo especialista en el campo laboral, Diego Quindimil, analizó la situación en diálogo con diario Hoy.

“Cualquier cambio o reforma en lo que tiene que ver con las condiciones de trabajo debería apuntar a crear más fuentes de empleo digno y lograr mayor flexibilización para los trabajadores”, postuló en primer término el profesional.

Al ser consultado sobre cómo repercuten este tipo de ideas en quienes no tienen trabajo y lo buscan activamente, Quindimil señaló: “Hay una crisis de empleo, lo que se está viendo es que las empresas se quejan de que no encuentran el talento humano que necesitan y las personas ven que los puestos que se buscan no son los adecuados para ellos”.

“Hay una suerte de matrimonio roto: las empresas buscan una cosa pero no la encuentran, y la gente no halla trabajo”, subrayó.

El psicólogo añadió que “hay distintos modos de trabajo, como emprendedurismo, cuentapropismo, por changas y en empresas. El espíritu de este tipo de cambios se hace pensando que esto va a generar una mayor demanda de empleo, porque si hay que cubrir la producción, habrá que contratar más gente. Es polémico porque la cantidad de horas no baja, es decir que se trabaja más horas, pero menos días”.

En ese sentido aclaró: “Estamos hablando de cambios en los esquemas en países con altísimos niveles de formalización; trasladar eso a la lógica de nuestro país es complejo. Por eso el rol del Estado tiene que ver con resolver este problema, proponer reglas de juego para un trabajo digno”.

“Un trabajo digno implica que haya un equilibrio entre lo laboral y lo personal, que no te enferme emocionalmente y cuide la salud mental. El problema es la desigualdad porque hay algunos que pueden elegir dónde trabajar y otros que no, porque hay escasez de empleo”, especificó.

“Las reglas podrían ir hacia esos dos lugares: lograr mayor calidad en el tipo de trabajo y mayores puestos de trabajo por la crisis de empleo que estamos teniendo”, concluyó.

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