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“Si no se hubiera vacunado, sería realmente una situación catastrófica”

Diario Hoy dialogó con el médico intensivista Pablo Canavessi, quien trabaja en el Hospital Español y en el policlínico San Martín de la ciudad, sobre la lucha contra el coronavirus desde el interior de las salas, donde se enfrenta segundo a segundo a la muerte.

Pablo Canavessi tiene 37 años y es médico especialista en terapia intensiva. Como la mayoría de sus colegas, realiza tareas en más de un centro hospitalario. En este caso, Canavessi trabaja en el Hospital Español, en la clínica IMAR y en el Hospital San Martín de nuestra ciudad; en este último lugar se formó y trabaja desde hace diez años como médico de guardia.

“Previo a la pandemia teníamos 14 camas, que las expandieron a 32. Éramos tres médicos de guardia y generalmente un residente. Con las 32 camas seguimos siendo la misma cantidad de médicos, lo que claramente implica un esfuerzo mucho mayor y obviamente más desgastante. Y si a eso le agregamos que por la emergencia sanitaria no podemos sacar vacaciones realmente es cada día más cuesta arriba”, sostuvo en diálogo con este multimedio.

Consultado sobre su labor antes y desde que se inició la pandemia, el profesional expresó: “Son muchos más pacientes para ver y atender, sumado a la necesidad de cambiarse con el equipo de protección para entrar a ver a cada paciente, lo que hace más desgastante la tarea. El cansancio se siente y mucho, y cada día realmente se hace más difícil”.

En relación al avance la vacunación, el médico intensivista recalcó la campaña de inmunización como una de las herramientas fundamentales para hacer frente a la pandemia, junto a los testeos masivos, las medidas de aislamiento y el distanciamiento social.

“En esta segunda ola estamos viendo gente mucho más joven que en la primera, lo que nos hace suponer que fue efectivo y que si se hubiera podido abarcar un mayor número de población seguramente estaríamos en una situación diferente. Si no se hubiera vacunado sería realmente una situación catastrófica”, destacó.

A su vez, el profesional marcó que junto a sus compañeros siguen con atención la curva de contagios y de ocupación de camas. “Los días viernes recolectamos datos de las terapias de todo el país para ir viendo cómo está la situación actual. Trato de no ver mucho las noticias para tratar de despejar un poco la mente, cosa que se hace difícil porque en el trabajo continuamente estamos hablando de cantidad de casos y de diferentes complicaciones que van surgiendo”, añadió.

Sobre la relación con el paciente y sus familiares, señaló: “Cada vez que se intuba un paciente existe la posibilidad de que seamos la última persona que vean. Es una situación realmente difícil, a la que por más que sea tu trabajo no podes acostumbrarte; sobre todo sabiendo que muchas veces los familiares suelen estar aislados, que lo hace aún más complicado porque ellos tampoco se pueden despedir de su familiar, generando una situación a la que nunca antes nos habíamos enfrentado”.

Los informes que anteriormente se daban en persona para generar una empatía con la familia ahora son telefónicos.
“Permitían conversar y acompañar a la familia a transitar el duelo. Hoy en día tenemos que avisarles a la familia por teléfono que su familiar falleció”, se lamentó.

Para completar, Canavessi resaltó: “Tendríamos que tratar, de alguna manera, de formar más médicos intensivistas, que en esta pandemia quedó demostrado que somos muy pocos. Es una especialidad difícil en el sentido que conlleva largas jornadas laborales, sueldos muy magros y con mucho desgaste psicológico y físico. Y claramente hay que aprovechar y mejorar la infraestructura de los hospitales”.

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