“The Walking Conurban” y la reivindicación de la cultura popular

Se trata de cuentas en Instagram y Twitter que recopilan las mejores imágenes de la vida en el conurbano bonaerense y rescatan la historia de sus habitantes y sus costumbres.

Las cuentas en Instagram y Twitter de “The Walking Conurban” nacieron como un chiste entre amigos y terminaron convirtiéndose en una reivindicación de la vida en un territorio que siempre fue observado de costado y criminalizado por los grandes medios de comunicación. Diario Hoy dialogó con Diego Flores, uno de los administradores de las cuentas, quien relató cuáles fueron los criterios para la selección de las “maravillas del conurbano”.

—¿Qué hace que el contenido tenga una repercusión tan grande?

—Creo que son varias las cuestiones que se ponen en juego, en principio es que mostramos el conurbano desde un lado no peyorativo, como se muestra en los grandes medios que solo lo asocian al delito y la pobreza; no es un paraíso, pero hay otras cuestiones y no se muestran. Cuando se muestra ese otro lado surgen otras cosas porque hay ri­queza arquitectónica, histórica, lúdica y se empiezan a conocer muchas cosas. También es lo que tiene que ver con la cercanía, muchos ven cosas que están a dos cuadras de la casa y no le habían prestado atención o no sabían la historia.

—Se puso en debate y polémica si La Plata es o no parte del conurbano, ¿por qué crees que pasó eso?

—Porque es una polémica y a lo largo de la historia administrativa, La Plata entraba y salía. El conurbano tiene que ver con la continuidad urbana y La Plata quedaba aislada, pero nosotros la consideramos parte porque nos parecía un capricho administrativo que no lo sea. Además, había poca conectividad con el resto del conurbano, algo que ahora se está subsanando. Más allá de lo que pensemos, hay una ley que dice que La Plata es parte del conurbano bonaerense y tiene que ver con que entra en el fondo de reparación del conurbano; técnicamente lo sería. La discusión fue rica porque había diferentes puntos de vista y prevalecía la idiosincrasia.

—¿Qué hace falta para eliminar esos prejuicios que pesan sobre las y los vecinos del conurbano?

—Nos pareció interesante cuando buscábamos relatos sobre el conurbano y vimos que la mayoría estaban hechos desde Capital Federal, no era una mirada siempre peyorativa, pero estaba elaborada desde allá. A partir del 2000 se empezó a hablar desde adentro y eso pone en discusión esos discursos que se elaboraron sobre el conurbano. Ahora empezamos a encontrar otras cuestiones que ponen en tensión esos discursos, por ejemplo, que desde acá se genera el 25% del PBI de la Argentina y eso se dice muy poco.

—¿Cómo hacen para seguir compartiendo material y que haya una fuente inagotable de imágenes?

—Al principio sacábamos fotos, pero había una primacía del sur, porque era donde nos movíamos. Con la pandemia, dejamos de salir y le dimos mayor visibilidad a las colaboraciones de las y los usuarios. Decimos que The Walking Conurban es una cuenta colaborativa porque haríamos una representación mucho más limitada si dependiera de nuestras propias fotos. Eso permitió tener un mapeo mucho más amplio, tratamos de que sean representativas y jugamos con diversos tonos que van de lo irónico a lo político.

—¿Qué es lo más inesperado que les pasó a partir de la difusión de la cuenta?

—Nos pasaron un montón de cosas que no esperábamos. Esto empezó como un chiste de un grupo de amigos, de golpe creció muchísimo y nos sorprendió. Nos pasó de discutir con la Policía y los vecinos por sacar fotos. También otras cosas, como notas periodísticas o que nos inviten a las universidades a dar charlas. Esto habla de cómo se van modificando los medios. Sobre todo, el cariño y la reciprocidad de la gente, personas que no nos conocen y nos dicen cosas lindas.

Noticias Relacionadas