Tortugas gigantes: visitantes ilustres de la Costa argentina

Karina Álvarez, bióloga y responsable de Conservación de la Fundación Mundo Marino, contó a diario Hoy por qué estos curiosos animales marinos llegan a nuestras costas.

Hasta la Argentina llegan tres de las siete especies de tortugas marinas que existen en el mundo. Se trata de un animal cuyo estado de conservación, a nivel global, está clasificado como “vulnerable”, mientras que en la región del Atlántico Sudoccidental se encuentra en peligro crítico de extinción, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Aunque para muchos resulta un animal exótico para esta región del mundo, es usual que las tortugas marinas lleguen hasta aguas argentinas durante las temporadas de verano y otoño. En este periodo es frecuente la aparición de ejemplares de tortuga cabezona (Caretta caretta), tortuga verde (Chelonia mydas) y tortuga laúd (Dermochelys coriacea).

Para saber si este verano se vieron más casos que en los años precedentes, Hoy habló con Karina Álvarez, bióloga y responsable de Conservación de la Fundación Mundo Marino. “No se vieron más casos que otros años. Se trata de animales que migran miles de kilómetros: su ruta migratoria va desde lugares tropicales a zonas más templadas, como las nuestras en el Océano Atlántico”, contó.

Algunas llegan hasta el sur de la provincia de Buenos Aires, incluso hay reportes en Chubut. “Pero no mucho más, porque se trata de reptiles, animales que regulan la temperatura corporal con la temperatura ambiental, entonces llegan hasta zonas templadas, no más. La excepción es la laúd, que se la puede encontrar en zonas más australes”, aseguró Álvarez.

“En las épocas de verano y otoño suelen llegar muertas a las costas, no es que mueren allí. La mayoría de las veces identificamos dos causas: una de ellas es la interacción con buques o diferentes embarcaciones de pesca y también, la interacción con el plástico, muchas veces ingerido”, precisó.
“Las tortugas marinas usan la misma área que la zona de explotación pesquera, lo que genera una competencia por el recurso. Entonces, los animales muchas veces quedan atrapados en las redes o reciben golpes de las embarcaciones. Por eso quedan con algún trauma o lastimadura o, incluso, mueren, añadió la especialista.

El trabajo en la Fundación

Desde hace cuatro décadas, la Fundación Mundo Marino vela por la conservación de la fauna silvestre. Con epicentro en San Clemente del Tuyú, la organización trabaja en la rehabilitación y reinserción de animales marinos enfermos o heridos, entre otros proyectos. La estadía de cada animal en la Fundación está determinada por las condiciones en las que ingresa.

Al respecto, Álvarez explicó: “El caso del plástico es más común de lo que aparenta; cuando es poco el plástico que ingirieron, los animales no presentan signos clínicos como problemas de flotabilidad u otro trastorno que permita advertir que tienen plástico en su interior. Aun así los tenemos unos días en el centro, le realizamos análisis y placas, es decir un chequeo sanitario general para reinsertarlos. También hay casos que, tras detectar la presencia de plástico, pasan más tiempo en rehabilitación hasta que procuramos que estén recuperados. En los casos de traumas o golpes hay tiempos más largos para la cicatrización y cuadros como la neumonía conllevan un largo tratamiento con antibióticos.

En todos los casos, recién se produce la reinserción cuando el animal tiene el alta clínica veterinaria. En general, tratamos de que permanezcan en el centro el menor tiempo posible para que el animal no se estrese y vuelva rápido a su ambiente natural”.

Buques, pescadores y plásticos: no hay dudas de que la acción humana es la que pone en peligro a estos animales. Sobre esto, Álvarez se expidió con el detalle de lo que hallaron en ellos: fragmentos de bandejas de telgopor de fiambre, precintos de paquetes de cigarrillos y galletitas, celofán, envoltorios de chicles, pedazos de esponja de cocina, pelos de muñecas, globos, cintas e incluso tapas de gaseosas, nylon y bolsas. Además, han aparecido líneas de pesca y tanzas, que muchas veces se cortan, enredadas en los animales.

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