Un paleontólogo del Conicet en un gran hallazgo sobre los dinosaurios

A través de un estudio publicado en la revista Nature, se reveló que algunos dinosaurios carnívoros habrían tenido hábitos acuáticos.

Cada vez que hallaban restos de dinosaurios cerca de ríos o lagos, los paleontólogos de todo el planeta arriesgaban si las especies habían tenido hábitos acuáticos de acuerdo a ciertas características morfológicas. Esas hipótesis, sin embargo, no podían ser corroboradas de manera más o menos certera. Eso acaba de cambiar. A partir de un método estadístico diseñado por un consorcio científico internacional, ahora es posible inferir estas adaptaciones con un 97% de efectividad. Diego Pol, investigador principal del Conicet del Museo Paleontológico Egidio Feruglio, fue parte de ese trabajo de gran importancia para la ciencia.

“Se desarrolló un método que permite analizar cientos de especies midiendo la densidad ósea de los huesos largos y de las costillas para inferir si un animal tuvo o no hábitos acuáticos”, explicó Pol. “Los animales, cuando se sumergen, necesitan controlar su flotabilidad. Del mismo modo que los buzos se colocan un cinturón con peso llamado lastre para poder hundirse, el animal necesita incrementar la densidad de su esqueleto para facilitar el nado subacuático. Así, al medir ese dato, pudimos predecir este hábito en algunos dinosaurios con mucha certidumbre”, agregó.

De acuerdo al estudio publicado en la revista Nature, se usa la densidad ósea como indicador confiable para inferir adaptaciones ecológicas, haciendo especial énfasis en los huesos del fémur y las costillas dorsales. “Hemos visto muchas veces el caso de animales terrestres que evolucionan en criaturas de hábitos acuáticos, y un caso muy discutido era el de los dinosaurios”, señaló el investigador. Y concluyó: “A pesar de que fueron muy diversos y vivieron por más de 150 millones de años, no se había determinado hasta ahora que algún grupo hubiese sido acuático, pero los espinosaurios eran candidatos posibles. Tenían un gran hocico como el del cocodrilo y las proporciones de los miembros también eran parecidas”.

En este sentido, los resultados de los ­análisis arrojaron que la densidad ósea de dos especies de la familia de los espinosaurios –spinosaurus y baryonyx– son muy similares a la de animales actuales de hábitos acuáticos, como el caimán y el cocodrilo.

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