cultura
Una hazaña en el Polo Sur
Ernest Shackelton pasó a la historia como uno de los expedicionarios más avezados e intrépidos de los mares del sur.
La hazaña marítima de Ernest Shackelton y sus expediciones ofrecen elementos literarios suficientes como para sembrar la imaginación de cualquier novelista. El valor de las compilaciones de sus diarios de navegación y apuntes de los viajeros vinieron a problematizar esos bordes que separan la realidad de la ficción.
Se decía que Shackelton era un inadaptado para la mayor parte de las situaciones cotidianas. Pero tenía una particular virtud: su capacidad de liderazgo para conducir a un grupo de hombres en situaciones límite. Uno de sus tripulantes afirmó: “Para la dirección científica denme a Scott; para un viaje rápido y eficaz a Amundsen; pero cuando estén en una circunstancia desesperada, cuando parezca que ya no existe salida, arrodíllense y recen para que venga Shackelton”. Unos cuantos años más tarde de la travesía del Endurance, Shackelton escribió: “A veces pienso que no sirvo para nada que no sea estar en regiones salvajes e inexploradas con otros hombres”.
Lo cierto es que había nacido en Kiladre, Irlanda, y era hijo de un médico de clase media acomodada. Su infancia transcurrió en Dublin, pero su familia terminaría radicándose definitivamente en Inglaterra. A los dieciocho años, con ganas de acción en horizontes más amplios, el joven Ernest se enlistó en la marina mercante británica. No obstante, para su personalidad inquieta, este desarrollo progresivo no tenía emoción alguna.
En 1914 apareció el siguiente anuncio en el Times londinense: "Se necesitan hombres para viaje peligroso. Salarios bajos, frío extremo, meses de completa oscuridad, peligro constante, retorno ileso dudoso. Honores y reconocimiento en caso de éxito". Con este curioso ofrecimiento de trabajo, Ernest Shackleton pretendía reclutar a la tripulación más adecuada para emprender una nueva y peligrosa expedición. Su objetivo: alcanzar definitivamente el Polo Sur. En contra lo que cabría esperar, al anuncio respondieron más de cinco mil personas entre aventureros, marineros, médicos y exploradores, y a pesar de que la publicidad dejaba bien a las claras que tan solo se aceptarían hombres, también se presentaron algunas mujeres. Asimismo, y haciendo gala de sus dotes de persuasión, Shackleton logró recaudar fondos entre diversos inversores, y pudo financiar la expedición gracias a donaciones privadas y del gobierno británico, convirtiéndose en un pionero en la exploración del continente antártico.
Se la conoció como la odisea del Endurance, por el nombre del barco en el que navegaban hacia a la Antártida pero quedó primero atrapado por el hielo y después fue destrozado por su presión, dejando a Shackleton y su grupo aislados, con escasos alimentos y sin la esperanza de ser rescatados.
Frente a esa situación, Shackleton tomó una decisión audaz. Eligió a cinco hombres para embarcarse con él a bordo de una chalupa de solo 6,7 metros de largo para tratar de llegar a una base ballenera de las Georgias del Sur, en un recorrido casi imposible de 1.280 kilómetros. El resto de los hombres se quedó en la isla Elefante, rogando porque la audacia de su líder tuviera éxito, porque en eso les iba la vida a todos. El 30 de agosto de 1915, después de un viaje épico, Shackleton pudo llegar a la isla Elefante a bordo de un remolcador chileno para recoger al resto de la tripulación y volver a Inglaterra, los 28 tripulantes, sanos y salvos. El lugar donde se encuentra el barco hundido es un misterio hasta el día de hoy. Un grupo de investigadores sospecha que los restos del naufragio están en el fondo del mar Weddell, adyacente a la parte septentrional de la Antártida.
Tras la epopeya del Endurance, Shackelton fue recibido como un héroe en Inglaterra. Fue requerido para dar conferencias sobre su aventura por todo el país, y reconocido como un valiente y osado explorador. En 1919, se estrenó la película muda “South”, dirigida por Frank Hurley, fotógrafo y cineasta que formó parte de la expedición encabezada por Shackelton.