Vecino de Gonnet se encadenará para que no lo desalojen
La drástica decisión de un padre desesperado por su hijo se da en el marco de una notificación para deshabitar el hogar por parte de la dueña, que además es la madre del protagonista.
Ángel Raúl Alonso Pereyra vive con su hijo Nehemías en 27 entre 505 y 506 de Gonnet a la altura del 2619. Trabaja haciendo changas y los fines de semana le prestan un taxi para poder generar algunos ingresos con la recaudación. Además cobra la Asignación Familiar por Hijo por tener la tenencia de su hijo de diez años, gracias la decisión de una jueza que se inclinó por darle este privilegio al papá, debido a la falta de garantías que tenía el menor si hubiese estado al resguardo de otro tutor.
Hace unos días, Ángel fue notificado que debe retirarse del domicilio ubicado en la calle 27 por el pedido de desalojo que impulsó su madre (la abuela del menor), debido a la intención de desalojar la casa y venderla.
“Me voy a atar del lado de adentro de mi casa. No puede entender cómo la abuela lo deja en la calle. No quiero que me saquen”, expresó de forma desesperada este hombre que pretende seguir viviendo con su hijo en la casa familiar. De acuerdo a lo que pudo averiguarse, la decisión de impulsar una medida judicial para desalojar al hombre y a su hijo fue de la dueña original de la casa, que en su momento no aceptó al hijo de Ángel como “su nieto”.
La mamá del menor perdió la tenencia también en una instancia judicial y por todo lo ocurrido se anticipa un jueves con reclamos y situaciones de mucha tensión.
“Se ofreció una señora para que me tenga al nene. Pero a mí me van a tener que sacar a las trompadas de mi casa. Ya le avisé a la Policía”, anticipó el papá de Nehemías.
“Yo trabajo de taxista los fines de semana y además cobro la Asignación Familiar porque tengo a mi hijo a cargo. Lo único que reclamo es un lugar para Nehemías, porque soy un padre que no lo quiere dejar en la calle”, expresó.
Si bien el fallo judicial favorece el pedido de la dueña de la casa (la mamá de Ángel), los vecinos de la calle 27 han acreditado las bondades del hombre que asumió la tenencia y la crianza con el amor de un padre desocupado que trata de ingeniarse para poder salir adelante, habiendo recibido también la anuencia de otra jueza para poder hacerse cargo del nene de diez años.