CIENCIA

Mendoza: hallan el pterosaurio más grande de Sudamérica

Este Thanatosdrakon amaru fue descubierto por un grupo de científicos liderados por Leonardo Ortiz David, becario posdoctoral del Conicet.

Al sur de la provincia de Mendoza, en un yacimiento próximo al Río Colorado, un grupo de científicos acaba de descubrir los restos de dos ejemplares de una nueva especie de reptil volador, cuya antigüedad se estima en 86 millones de años. Los afloramientos rocosos donde fueron hallados son de fines del Período Cretácico y el nombre de la especie es Thanatosdrakon amaru. Se trata de un espécimen con una envergadura de aproximadamente nueve metros y otro de menor dimensión, cuyo tamaño es de casi siete metros. Según los especialistas, los restos fósiles de ambos se encuentran excepcionalmente preservados.

“Los pterosaurios son reptiles que surgen en el Triásico Tardío y se extinguen a fines del Cretácico. Representan los primeros vertebrados en adquirir la capacidad de volar activamente”, dijo Leonardo Ortiz David, becario posdoctoral del Conicet en el Instituto Interdisciplinario de Ciencias Básicas y responsable del hallazgo. “Son parientes cercanos de los dinosaurios, de hecho, ambos forman un gran grupo denominado Ornithodira. Sin embargo, son muchas las características que permiten diferenciarlos, ya que todos los pterosaurios presentan un esqueleto adaptado al vuelo, con características singulares como: huesos muy neumatizados, elementos vertebrales y miembros muy modificados, con huesos de la muñeca, metacarpos, falanges alares, pelvis, entre otros, completamente únicos”.

Los análisis señalan que se trata de la especie voladora más grande de Sudamérica y una de las más grandes del mundo. Pertenece al clado Azhdarchidae, un grupo de pterosaurios del Cretácico Superior del cual forma parte el famoso Quetzalcoatlus, el pterosaurio de mayor dimensión encontrado hasta el momento. Thanatosdrakon amaru recibe su nombre del griego Thanatos (muerte) y drakon (dragón). Los investigadores recurrieron a la mitología de los dragones, como grandes bestias aladas, haciendo referencia a que el taxón es un gran depredador volador. Amaru, por su parte, lo seleccionaron como nombre de especie, ya que representa a una deidad imponente en la cosmovisión de algunos pueblos aborígenes de Sudamérica.

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