Vecinos “electricistas” reparan luminarias ante la desidia de un barrio

Oscar, Susana y Cinthia reconocieron que tomaron una escalera y cambiaron ellos mismos un foco en 115 y 517. “No viene nadie y el camión que desinfectaba ya no pasa más”, afirmaron.

Entre la pandemia y la inseguridad, los vecinos del barrio Nuevo Mercadito, uno de los más recientes en la zona Norte de la ciudad, están atravesando una verdadera pesadilla.

El colectivo más cercano para en 520 y 115, y para llegar a sus casas deben recorrer más de cuatro cuadras en el medio de la oscuridad.

Con la excusa de la prioridad sanitaria, algunas obras edilicias han quedado relegadas en este lugar, y ellos decidieron tomar cartas en el asunto, cansados de la falta de respuestas.

“A la noche es una boca de lobo. Yo voy todos los días a cuidar a un familiar a la zona Sur de La Plata y llego después de las 18. Vengo con mucho miedo porque tengo que caminar más de cuatro o cinco cuadras totalmente a oscuras y nadie hace nada. Los del camión de las cloacas vinieron después de que vino la Red 92 y mostró lo que estaba pasando. Pero parece que tienen miedo de entrar acá. Somos todas familias las que vivimos”, relató conmovida Cinthia, una vecina que vive en 115 y 517.

A menos de 100 metros de su casa vive Oscar, un hombre corpulento que ayuda a los vecinos en el barrio y se gana la vida haciendo changas en estos difíciles momentos que atraviesa la Argentina.

“Fuimos a reclamarle al delegado de Ringuelet y no se hizo cargo de la situación. Dijo que no podía hacer nada y ni siquiera nos recibió: lo mandó a decir por una chica que trabaja ahí en la delegación. Entonces, ¿sabés qué hice? La arreglé yo. Nos subimos con mi hermano a una escalera y cambiamos el foco”, señaló indignado este hombre, quien terminó haciendo un trabajo peligroso, que le pudo haber costado la vida porque no es un electricista profesional y la energía en la vía pública no tienen manera de cortarse o controlarse.

“En la Municipalidad dicen que no tienen lámparas. Entonces, con el foco que me consiguió mi primo, lo cambiamos con mi hermano. Pero nosotros nos tuvimos que hacer cargo de reparar esto”, expresó Oscar, quien luego admitió que puso en riesgo su vida para llevar luz al barrio.

“Si nos quedamos pegados el delegado tampoco se va a hacer cargo. Acá no viene nadie. Dicen que tienen miedo porque les pueden robar. Les pido por este medio que vengan a arreglar las cosas, porque acá somos vecinos y gente de familia que nos cuidamos entre nosotros, y si vienen a arreglarnos la luz los vamos a cuidar nosotros. No les va a pasar nada”, contó, en la esquina de 116 y 517.

Sin desinfección en pandemia

Otra de las vecinas de la zona alertó sobre una situación que también venían denunciando los vecinos de Villa Elvira, en la otra punta de La Plata: el camión que solía pasar desinfectando las calles dejó de hacerlo, justo en el medio de la pandemia y cuando los contagios se siguen propagando todos los días.

“Acá dejó de pasar el camión. Estamos a la deriva. Entre la oscuridad y la falta de desinfección nos tienen olvidados”, reveló.

La falta de recolección de basura, sumado a las ratas que se acercan merodeando las sobras que suelen dejar en la parte de atrás del Mercado, hacen de esta zona de La Plata un lugar olvidado en donde el coronavirus puede ganar la batalla, que por ahora solo los vecinos están resistiendo.

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