Alumnos de una escuela de Berazategui investigan las causas de enfermedades de la piel
Dime cómo vives y te diré de qué te enfermas, es el nombre del proyecto con el que la Escuela Primaria Nº 51 de Berazategui, se animó hace casi tres años a investigar sobre una realidad que afecta a su comunidad: las frecuentes enfermedades en la piel que presentan alumnos y vecinos del barrio Tres de Junio, donde se encuentra emplazada la institución.
De la mano de la docente Elizabeth Garnica, dos alumnas de sexto año, Rebeca Caballero y Camila Torancio -de 11 y 12 años- concretaron este año una nueva etapa del trabajo, con técnicas de observación, encuestas y entrevistas, entre otros elementos, para determinar las causas probables de esta problemática, sin imaginar que el proyecto convertiría a su escuela en la única representante del distrito de Berazategui en la Feria Provincial de Ciencia y Tecnología realizada en Miramar.
El pedido de una copia del trabajo por parte de las autoridades municipales, luego de la recorrida del jefe comunal por dicho evento, abre también otra expectativa para la institución.
“Durante 2010 y 2011 la investigación se originó a partir de que las maestras observaban las continuas inasistencias de los alumnos”, cuenta la docente. “Los casos coincidían con afecciones en la piel de los chicos y así se lograron detectar distintas enfermedades”.
Como establece el documento final de la investigación, en un principio se enfocaron solo en las enfermedades, las causas, modos de prevención, síntomas y tratamientos. Sin embargo, este perfil de trabajo no arrojó el resultado esperado. “Había muchos chicos con enfermedades en la piel y los padres los llevaron al médico. Ellos fueron diagnosticados y medicados, pero aún siguiendo el tratamiento continuaron con las afecciones”, resume Rebeca, una de las alumnas.
Por esta razón, este año la institución dio un giro a su investigación. “Se apuntó a un enfoque más social”, dice la maestra. Como resultado se constataron por un lado, problemas de hacinamiento; por otro, contaminación ambiental producto de basurales en las esquinas, pozos y un arroyo contaminado en la zona, entre otros factores. La investigación consideró también hábitos y costumbres de los vecinos.
En una primera encuesta los chicos salieron a la calle y entrevistaron a 30 familias -un universo que involucra a cerca de 150 personas- que viven a no más de una cuadra de la escuela. Si bien la mayoría aseguró que el camión recolector de basura pasa todos los días, un 40 por ciento indicó que solo lo hace cada tres días, una vez por semana o nunca. Y solo nueve familias admiten sacar la basura en bolsas ordenadas mientras que el resto recurre a la esquina o al baldío cercano.
Otro dato da cuenta de que el 99 por ciento de las familias mantiene a sus animales domésticos en la calle, lo que provoca el destrozo de las bolsas.
Para la maestra, “la falta de colaboración por parte de los vecinos, se debe fundamentalmente a que no estaban organizados para coordinar acciones y lograr cambios”. La encuesta también tuvo su lado positivo. “Las familias quieren cambiar el barrio, porque sus propios hijos están enfermos. La solución está en cambiar las costumbres, los hábitos de la gente. La mayoría dijo que está dispuesta a hacerlo”, señala Camila, otra de las protagonistas de este proyecto.
Una segunda encuesta estuvo referida a las condiciones de vida de las familias. Esto requirió un entrenamiento previo por parte de los alumnos para establecer preguntas que no resultaran invasivas para los vecinos, ni implicara un juzgamiento de su forma de vida.
Dicha encuesta permitió conocer que la mayoría de las familias están integradas por más de cinco personas y hasta un máximo de 10, que residen en viviendas que no cuentan con la cantidad de habitaciones necesarias para estos grupos. El hacinamiento fue una de las cuestiones que pudieron evidenciar.
Como conclusión, determinaron que “las condiciones socio-ambientales en las cuales se encuentran los habitantes de la comunidad, favorecen el desarrollo de ciertas afecciones en la piel”.
En la convicción de que concientizar es la solución, los pasos a seguir incluyen a referentes de la comunidad. “Ahora empezamos a trabajar con el Centro Comunitario y con la Unidad Sanitaria Nº 33, que está al lado de la escuela, con un médico pediatra y con la asistente social”, explica la maestra. “Las chicas van a participar de las reuniones -del Centro Comunitario- para llevar allí su experiencia”.
