El kirchnerismo ha profundizado la década menemista

Por Elisa Carrió (*)

Es la década robada por una asociación ilícita que lideró Néstor Kirchner y que heredó su esposa. Cuando hablo de asociación ilícita no hablo sólo de un concepto jurídico que espera ser juzgado en Tribunales, me refiero a una banda que llegó a gobernar el Estado en 2003, que destruyó todos los organismos de control, que consolidó un poderoso aparato oficial y paraoficial de propaganda con el objetivo de impedir el acceso a la información de la sociedad y que ahora cierra el círculo demoliendo el Poder Judicial.

Actores, músicos, periodistas y dirigentes de derechos humanos entregaron su prestigio adornando actos en los se anunciaron obras que nunca se realizaron o aplaudieron cadenas nacionales en las que se habló de millones de pesos públicos que terminaron en las bóvedas de Santa Cruz.

La década robada es también la época en que el narcotráfico se enquistó definitivamente en los distintos estamentos del poder, lo que trajo, por un lado, crímenes mafiosos que siguen impunes y, por otro, la masificación de drogas de alto destrucción como el Paco en los sectores populares y las drogas de diseño para los sectores medios y altos. Es también la década en la que la trata de personas creció y convirtió a centenares de mujeres en víctimas de la esclavitud en prostíbulos que muchas veces fueron apañados desde el poder político, policial y judicial. Es también la década de la destrucción de los recursos naturales y de la represión a los pueblos originarios.

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