La década robada: masacres y siniestros
La desidia estatal y la falta de controles ha generado en estos últimos diez años una infinidad de víctimas fatales. Del siniestro de Once al crecimiento del 141% de la represión
El siniestro de Once
La década kirchnerista también arrojó grandes escándalos que combinan negligencia con corrupción. El siniestro ocurrido en la estación de Once, que arrojó 52 víctimas fatales y más de 700 heridos, tuvo sus causas en la falta de políticas genuinas que pudieran revertir el estado crítico que desde hace décadas vienen caracterizando al sistema ferroviario.
Los cada vez más habituales accidentes ferroviarios dan cuenta que aquel miércoles 22 de febrero del 2012 no fue un hecho aislado, sino que fue la punta del iceberg de un problema estructural. Sin duda, la situación del ferrocarril Sarmiento no es muy distinta que la del Roca.
Con el kirchnerismo, el pésimo estado de situación se ha profundizado y no sólo por la impotencia, sino también por los hechos de corrupción que constantemente han caracterizado a los funcionarios a cargo de la Secretaria de Transporte, principalmente en lo que hace a la gestión de Ricardo Jaime.
Mariano Ferreyra y una herida sin cicatrizar
El asesinato del militante del Partido Obrero, Mariano Ferreyra, no fue un hecho azaroso y tuvo relación directa con el amparo gubernamental sobre los negociados perpetrados por la Unión Ferroviaria durante los últimos diez años.
José Pedraza, extitular de la UF y condenado por el crimen, recibió el amparo político de la Secretaria de Transporte de la Nación y de su “amigo” el ministro de trabajo Carlos Tomada para poder ser parte del negocio de las tercerizaciones contra el que Ferreyra se encontraba manifestando el 20 de octubre del 2010.
La actuación de patotas sindicales en el ferrocarril era de público conocimiento y había sido denunciada en varias oportunidades antes del asesinato del joven de 23 años.
Cromañón y una política de aliados
El 30 de diciembre del 2004 se incendiaba la discoteca “República de Cromañón”, dejando un saldo de 194 personas fallecidas y más de 1400 heridos.
La falta total de controles sobre la habilitación del establecimiento recreativo fue la causante de la tragedia, que tuvo en la desidia política y empresarial la principal causa.
La cabeza del estado porteño en aquel momento era el kirchnerista Aníbal Ibarra, uno de los principales aliados del gobierno. La movilización de familiares generó la destitución del exdirigente del Frepaso, quien en las últimas elecciones siguió teniendo las puertas abiertas del oficialismo que le permitió presentarse como candidato a legislador en una de las boletas colectoras del Frente para la Victoria.
La represión estatal creció un 141%
Pese al relato sobre los Derechos Humanos construidos por el kirchnerismo, desde el 2003 hasta la actualidad le represión estatal creció a niveles desorbitantes.
Una investigación realizada por la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi) sostiene que desde la asunción presidencial de Néstor Kirchner en 2003, los asesinatos por gatillo fácil, torturas en cárceles y comisarías, así como por represiones en manifestaciones políticas, crecieron un 141% en comparación con la línea de tiempo que va desde la gestión de Raúl Alfonsín en 1983 hasta la de Eduardo Duhalde en 2002.
Los crímenes a los pueblos originarios
Los crímenes hacia los pueblos originarios se han profundizado durante los diez años de gobierno kirchneristas. La comunidad QOM ha sido una de las más atacadas por los distintos gobernadores k, ya sea Gildo Insfrán en Formosa o Jorge Capitanich en Chaco.
Los feudos provinciales han garantizado la impunidad de los crímenes cometidos, muchos de los cuales fueron perpetrados por la misma policía como por patotas parapoliciales (muchas veces ligadas a funcionarios regionales).
De hecho. Félix Díaz el máximo referente QOM, sufrió varios atentados, entre ellos el asesinato de su sobrino y una feroz golpiza a uno de sus hijos.