“Entendemos a la cultura como un derecho no como una mercancía”

En diálogo con diario Hoy, Claudia Vásquez Haro, responsable del programa provincial Enraizar, habló de esta iniciativa que apunta a valorizar la cultura de los migrantes y a generar lazos de integración para combatir los prejuicios.

Hace algo más de un mes, el gobierno bonaerense lanzó el programa Enraizar, destinado a rescatar y jerarquizar la cultura de los migrantes en la provincia de Buenos Aires. La autora y coordinadora de la iniciativa, Claudia Vásquez Haro, abrevó en su propia experiencia como migrante (llegó de Perú sobre el filo del nuevo milenio) para delinear las formas y objetivos de un proyecto que ya tuvo su debut el 27 de julio, con el festejo del 201º aniversario de la independencia de Perú en el Teatro Argentino.

En diálogo con diario Hoy, Vásquez Haro contó los detalles y objetivos del programa y propuso repensar el concepto de patria y la división entre esferas culturales.

—¿Cuál es el objetivo del programa?

—Está pensado para recuperar, poner en valor y fomentar los aportes culturales de los migrantes latinoamericanos que viven en la provincia de Buenos Aires. Son prácticas socioculturales que tienen que ver con la danza, el canto, la comida, las lenguas originarias... Es un trabajo que existe hace muchísimos años, pero está muy invisibilizado. Queremos dar cuenta de que la provincia de Buenos Aires es una provincia pluricultural. También me parece importante que no solo se ponga en valor, sino que entendamos a la cultura como un derecho y no como una mercancía.

—¿Qué acciones concretas se llevan a cabo?

—Tenemos una agenda doble. Por un lado, acompañamos y fomentamos las festividades de cada uno de los países. Y por el otro, hay una agenda pensada a mediano plazo, que tiene que ver con la organización de festivales, que son el escenario para dar cuenta de todo lo que hacen estos cuerpos de baile, instituciones culturales y demás. Vamos a llevar a cabo tres recitales o festivales con estos países de la región, con la logística con la que se hace cualquier otro recital, y siempre en forma gratuita.

A lo largo del año vamos a concretar dos festivales en distintos puntos de la Provincia, y habrá un festival general que será el año que viene acá, en La Plata. Esto es el producto de una decisión política de la titular del Instituto Cultural bonaerense, Florencia Saintout, sin la cual no podríamos estar llevando adelante esto.

—¿Se trata de recitales o festivales que ya se hacían en otros espacios, como una calle o una plaza?

—Nunca hubo un acto de estas características en el Teatro Argentino. Siempre se han dado en plazas, en los barrios. Pero nunca en forma tan sistemática y organizada como lo de Perú en el Teatro a fines de julio. Me parece interesante remarcar esta idea de trabajar en conjunto entre el Estado y las organizaciones de los migrantes. Para esta primera experiencia, que fue tan potente, el Consulado peruano en La Plata y el Instituto Cultural trabajaron con más de treinta organizaciones. A partir de ahí surgieron demandas en otras localidades donde hay muchos migrantes, como Pilar, Tigre, Lomas de Zamora, Mar del Plata... El equipo de Enraizar ha trabajado muchísimo en una primera instancia haciendo el mapeo de los migrantes en la Provincia.

—¿Qué efecto buscan lograr con este programa en la población no migrante, es decir, quienes no formamos parte pero estamos invitados a participar, a ver, a estar?

—Nuestro objetivo es que puedan establecerse lazos de integración. Hay una historia en común a nuestros pueblos latinoamericanos que está muy impregnada de xenofobia y racismo. Esta puesta en valor tiene que ver también con contrarrestar este tipo de discursos y prácticas. Cuando hay conciertos de música clásica o de ballet contemporáneo, se dan en estos espacios, que son de alguna manera elitistas, pensados desde sus inicios para las “bellas artes”, un concepto que habría que discutir y que tiene una dimensión política. Es necesario que estos espacios puedan ser ocupados también por los sectores populares, por los migrantes de los países latinoamericanos, lejos del discurso de la derecha, esta idea negativa sobre lo que son los migrantes en la Argentina y puntualmente en la Provincia. Porque la discriminación muchas veces parte del desconocimiento.

—¿Por qué bautizaron al proyecto Enraizar?

—Enraizar no tiene que ver solo con la idea de tener ciertas raíces sino con la idea de echar raíces en otro territorio. También aparece la pregunta por la patria. ¿Es el lugar donde nacemos solamente o también es el lugar donde nos afincamos y llevamos adelante nuestro proyecto de vida? De ahí el nombre. También queremos invitar a pensar en la gran pregunta por la identidad: ¿Quiénes somos, qué somos? Y en la provincia de Buenos Aires ese “qué somos” tiene como respuesta una identidad pluricultural.

—¿Cómo influyó en esta iniciativa su propia experiencia como migrante?

—Yo vivo en la Argentina hace 22 años. Cuando llegué de Perú no existían leyes para los migrantes: veníamos de un decreto-ley de Videla que disponía deportar a los extranjeros o en todo caso a casarse o tener un hijo argentino. Era la doctrina de la seguridad nacional: el otro extranjero que viene a romper con el orden. Hoy tenemos una Ley de avanzada que fue iniciativa de Néstor Kirchner. Cambió el paradigma. Pero se sigue construyendo a los migrantes como chivos expiatorios, criminalizando la migración (pero no toda, solo la de “morochos” o descendientes de pueblos originarios). Son discursos que ya conocemos. Contra eso trabajamos todos los días. Mientras unos creen que los migrantes vienen acá a sacarnos el trabajo, nosotros creemos que vienen a entregar la vida.

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