Inflación y salarios: Cristina tiene razón

Los ingresos de los trabajadores no son la causa del aumento general de los precios, como lo demuestran estudios y experiencias internacionales que refutan el argumento liberal de que subir los salarios alza la inflación.

En sus últimas apariciones públicas, la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández, insistió en señalar que la inflación reconoce múltiples causas, pero que el aumento de los salarios no es una de ellas. Para ilustrar esa tesis, argumentó: “Con el salario más alto de América Latina teníamos 24%, y ahora, con los salarios por el piso y con trabajadores registrados que por primera vez no llegan a fin de mes, tenemos más del 100%”.

La mandataria, que rescataba así uno de los logros de sus dos mandatos como presidenta y del de Néstor Kirchner, que la precedió, buscaba refutar la lógica de sectores liberales y de derecha que ven en los salarios una importante causa para el aumento de los precios. Pero ¿tiene razón la vicepresidenta? Múltiples estudios académicos e institucionales, así como experiencias de políticas en otros países, indican que sí.

Hace pocos días, por ejemplo, el presidente de la Comisión de Salarios Mínimos (Conasami) de México, Luis Felipe Munguía, explicó que el salario mínimo en ese país se elevó en 107 pesos en los últimos cuatro años, sin afectar la inflación ni el nivel de empleo.

Munguía destacó el éxito de una política oficial de incremento en los ingresos de los trabajadores, implementada a partir de 2018. Hasta entonces, el salario mínimo apenas había crecido: sólo aumentó dos pesos entre 1994 y 2017.

No es una apreciación caprichosa. El economista Michael Roberts, en un artículo llamado La espiral salario-precios refutada, afirma que “un aumento general de los salarios resultará en una caída de la ganancia, pero no afectará los precios de las mercancías... y esa es la razón por la que los capitalistas y sus economistas se oponen a los aumentos salariales. La afirmación de que existe una espiral de precios y salarios y que los aumentos de salarios provocan aumentos de precios es una cortina de humo ideológica para proteger la ganancia”.

Tal como lo señala Pasqualina Curcio Curcio, presidenta de la Sociedad de Economia Política y Pensamiento Crítico de América Latina (Sepla) y directora del Instituto de Altos Estudios de América Latina (Iaeal) de la Universidad Simón Bolívar, Roberts se apoya nada menos que en las conclusiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) en un informe de noviembre pasado.

Allí, el Fondo afirma: “Un aumento importante de los salarios nominales no debe verse necesariamente como una señal de que se está afianzando una espiral de salarios y precios. De hecho, la historia sugiere que los salarios nominales pueden acelerarse mientras la inflación retrocede desde niveles altos”.

En tanto, el Centro para el Progreso Estadounidense (CAP, por su nombre en inglés, Center for American Progress) indica que “la evidencia de que los salarios de los trabajadores están causando la alta inflación actual” en los Estados Unidos “sigue siendo poca o nula”.

El CAP cita trabajos de dos instituciones que apuntan en ese sentido. Dean Baker, del Center for Economic and Policy Research (CEPR), recuerda que “la principal preocupación esgrimida por los halcones de la inflación” era que se produjera “una especie de espiral salarios-precios como la que vimos en los 70”, pero que “eso no parece estar sucediendo”. En tanto, Josh Bivens, del Economic Policy Institute (EPI), señala que “el alza de los salarios ha estado frenando a la inflación”, en lugar de empujarla, y que los “factores no salariales son claramente los principales impulsores de la inflación”.

Daniel Yofra, titular de la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines (conocida simplemente como Federación Aceitera), retomó hace pocos días el análisis realizado por Cristina Fernández. Bajo el título La inflación no es culpa de los salarios, Yofra se preguntaba: “¿Por qué la plata en los bolsillos de los trabajadores genera inflación y en los de los patrones no?”

Efectivamente, el sindicalista señalaba que “siempre que hay inflación nos dicen que es por culpa de los aumentos salariales”, pero entonces “¿cómo se entiende que con inflación récord haya también récord de pobreza?”.

Yofra precisó los números relevantes: “En 2015, Argentina tenía el salario promedio más alto en dólares en América Latina y la inflación anual rondaba el 25%. Entre 2016 y 2019, los salarios reales se redujeron 20 puntos en promedio, y la inflación llegó a 54%. En 2022, volvieron a caer los salarios y la inflación se acercó al 100%. Aumentó la productividad, creció la ganancia empresaria y cayeron los salarios. Evidentemente, no somos los que generamos la inflación, ni somos quienes nos quedamos con la ganancia de esa inflación”, consideró.

El Gobierno viene insistiendo en que la inflación es un fenómeno multicausal, contrariamente a la visión ortodoxa que la ve como un problema exclusivamente monetario. En esa ecuación, sin embargo, hay factores que influyen mucho más que los salarios. La recuperación económica debería, entonces, ir aparejada de una redistribución del ingreso.

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