La nueva Universidad fantasma K
En una nueva movida política que descoloca a muchos de sus seguidores más enfervorizados, el kirchnerismo logró aprobar en Diputados la creación de la Universidad de la Defensa Nacional, en algo que la oposición calificó de “bochornoso” para la institucionalidad del país.
La norma, cuyo máximo promotor fue el ministro de Defensa Agustín Rossi, fue sacudida por los opositores. La líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, le refregó al oficialismo que con esto "están construyendo un Massera. Se los pido por Dios: no construyan un Massera", en obvia referencia al jefe del Ejército, César Milani.
Pero al revés de lo expresado por Carrió, si se lee los artículos de esta ley, en vez de darle más influencia a Milani, quien acumularía más espacios de poder es el Ministro de Defensa, ya que es el propio Rossi quien sería el rector de esta casa de estudios y podría colocar a toda gente afín a trabajar en el lugar.
En diálogo con Hoy, Ángel Tello, ex Secretario de Asuntos Militares del Ministerio de Defensa, aseguró que “esta creación es montar una nueva estructura para poner a un montón de gente, de ñoquis, que no sirven absolutamente para nada y que van ahí para cobrar un sueldo”.
El reconocido profesor de la UNLP, afirmó que “es muy curioso que Agustín Rossi haya sido el máximo impulsor de esta universidad, que es un cachivache, cuando a las fuerzas que él comanda no se las consultó en lo más mínimo. Es una ley que le da gran poder al Ministerio, es como dictar la libertad de cátedra y hay un general de profesor y un teniente primero de alumno”.
Para los especialistas es un hecho que Argentina necesita un sistema de Defensa adecuado que funcione, se está en el 0,89% del PBI en materia de inversión de Defensa, que debe ser el más bajo de América Latina y del mundo. Se debe cambiar la visión de las fuerzas armadas y a partir de ahí ver cuál es el punto de despegue de las mismas en nuestro territorio.
“La labor en Defensa por parte del kirchnerismo ha sido una catástrofe, el sistema de defensa nacional está prácticamente destruido. Se han cansado de llenar de papeles y de trámites burocráticos a las fuerzas armadas, eso seguro, debe ser el récord mundial de resoluciones y escrituras de papeles. Pero el sistema no funciona”, subrayó Tello. Las Fuerzas Armadas no deben estar identificadas con ningún partido político, sino que lo que deben hacer es defender a la Nación. La nueva Universidad ha sido creada para formar una carga ideológica acerca de lo que para el gobierno deben ser las Fuerzas Armadas, una visión política K de la Defensa, por lo que desde el momento mismo de su creación, está predestinada al fracaso.
Contrasentido oficial
El Congreso no estableció qué presupuesto se le va a dar a la nueva Universidad para que funcione, pero más grave aún, no se respeta la Ley de Educación Superior, que dice que cualquier creación de una universidad debe ser aprobada con antelación por el Consejo de rectores de las universidades nacionales, y esto no ocurrió en este caso.
Esta nueva casa de estudios no se subordina a la Ley de Educación Superior, porque hay una estructura vertical, no hay elecciones de autoridades, no hay gobierno tripartito, lo maneja directamente el Ministerio, en un contrasentido académico, porque en una universidad lo característico es la horizontalidad, la libertad de pensamiento, de claustro, y la base de la formación militar es la verticalidad, y formar a los militares para pelear en la guerra.
Las tres fuerzas tenían sistemas de enseñanza de nivel universitario evaluados anualmente por la Coneau, por lo que la creación de esta universidad no era necesaria bajo ningún punto de vista.
EN FOCO // El Kirchnerismo y la destrucción de las fuerzas armadas
Uno de los legados más lamentables que deja el kirchnerismo, es sin dudas la destrucción sistemática que ha venido llevando delante de las Fuerzas Armadas como institución. En pos de la defensa de los Derechos Humanos, no ha distinguido a los militares que usurparon el poder en 1976, con la nueva camada apegada totalmente a las reglas democráticas.
La institución militar forma parte del ser nacional y patriótico, que nació con la figura inmensa de Don José de San Martín y que personajes como los Kirchner han ayudado a demoler por completo del imaginario colectivo.
La Argentina necesita contar con unas Fuerzas Armadas profesionales, respetuosas de la soberanía nacional y que sepan cuidar el país ante cualquier tipo de agresión extranjera. Así como también que la sepan defender ante necesidades extremas que sucedan al interior, como el narcotráfico que hace estragos en la sociedad o las inundaciones que en los últimos tiempos azotaron a buena parte del territorio nacional.
Un modelo a seguir sería el de Brasil, donde un partido de izquierda clásico, como el PT, llevó adelante la mayor revolución dentro de las fuerzas armadas de su país. Lo hizo en forma conjunta con los militares, no desvalorizándolos. Por el contrario, Lula y Dilma Roussef hicieron importante inversiones en las fuerzas armadas al punto que este año Brasil inició la construcción de 46 naves de guerra, entre ellas un submarino nuclear.
En la Argentina, la imagen natural es ver cuarteles militares mal equipados, soldados sin armas, aviones que no funcionan, barcos que se hunden por falta de mantenimiento. Esta es la herencia que deja la “década ganada”, muy lejos del ideal sanmartiniano.
La creación por parte del gobierno de la Universidad Nacional de la Defensa es una nueva fase en la disolución del ser nacional dentro de las fuerzas armadas, cargando con un tinte ideológico partidista una institución que debería ser de todos.
Los que integran el Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea no pueden ni deben ser radicales, peronistas, socialistas, conservadores o liberales: deben representar al conjunto del pueblo argentino, sin banderías políticas. Incluso así está establecido por la Constitución nacional. Pero como sucede con otras tantas cosas, el kirchnerismo parece no haber leído nunca la Carta Magna.
