Murió el represor Albano Harguindeguy

Albano Eduardo Harguindeguy, el poderoso exministro del Interior de la última dictadura militar, murió ayer, a los 85 años, mientras cumplía arresto domiciliario por crímenes de lesa humanidad.

Exgeneral de división, aficionado a la caza mayor e ideólogo del régimen que usurpó el poder en el país desde 1976 hasta 1983, Harguindeguy tenía que rendir cuentas en la Justicia por haber escoltado al dictador Jorge Rafael Videla desde la cartera política durante cinco años, cuando se produjo la mayoría de los crímenes del terrorismo de Estado.

Nació en Villa Valeria, una localidad de Córdoba, el 11 de febrero de 1927, y murió ayer en una casa de la calle Eva Perón 1331 de Villa de Mayo, partido de Malvinas Argentinas, donde estaba recluido por sus problemas de salud.

Fue, antes de la dictadura, jefe de la Policía Federal designado en 1975 por la entonces presidenta María Estela Martínez de Perón. Con la llegada del golpe militar, Harguindeguy asumió como ministro del Interior, cargo que ocupó entre el 29 de marzo de 1976 y los mismos día y mes de 1981.

El exgeneral de división era considerado uno de los “cerebros” de la dictadura y el amplio radio de influencia de su cartera -bajo cuya órbita se movían las fuerzas de seguridad- le permitía dominar extensas jurisdicciones del poder de entonces y tomar decisiones fundamentales, incluso, literalmente, de vida o muerte.

Luego de 1983, Harguindeguy logró evitar por mucho tiempo ser juzgado, hasta que luego fue beneficiado por los indultos decretados por el gobierno de Carlos Menem, con el antecedente de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida que firmó el expresidente Raúl Alfonsín.

Su situación judicial se complicó en 2004, cuando fue arrestado en el marco de la megacausa del Plan Cóndor, el proyecto de las dictaduras del Cono Sur para eliminar a opositores; y con la anulación de los indultos, la Justicia pudo seguir investigándolo por su participación en el secuestro de los dos empresarios, y en otras causas por crímenes de lesa humanidad.