“Sin un Estado presente la construcción de viviendas sería imposible”
En diálogo con diario Hoy, el ministro de Hábitat y Desarrollo Urbano bonaerense, Agustín Simone, se refirió al trabajo de la Provincia para reanudar construcciones que habían sido paralizadas por Vidal y analizó el costo de privatizar la obra pública.
En la provincia de Buenos Aires, el problema habitacional es una temática en agenda para las autoridades, más aún luego de lo que fueron los cuatro años de gobierno de María Eugenia Vidal, cuando miles de obras quedaron paralizadas. En ese marco, el ministro de Hábitat y Desarrollo Urbano bonaerense, Agustín Simone, brindó una entrevista exclusiva a diario Hoy en la que dejó entrever los motivos por los que defiende la figura del Estado como actor principal en la resolución de esta necesidad creciente.
—¿Cuál es para vos la importancia de la obra pública en este momento donde se habla de privatización?
—Me parece que es un planteo que es propio de una época de elecciones que no tiene posibilidad de llevarse a la realidad. En primer lugar, la obra pública para nosotros es un factor importante del crecimiento de la actividad económica. Tanto lo que hacemos acá en el ministerio como lo que hacen otros, como es la construcción de viviendas, de rutas, de obras hidráulicas, agua, cloacas, tiene un impacto fuerte como generador de actividad de empleo y, además, obviamente, permite que se resuelvan problemas concretos.
El planteo de privatizar es completamente inviable y sería algo que no existe en ningún lugar del mundo. En primer lugar, los montos de las obras que se hacen de manera pública: sería prácticamente imposible que una persona los pueda llevar a cabo. Es casi improbable que vos puedas pavimentar la calle que pasa por tu casa o que puedas hacer tu propia obra de agua o de cloacas. ¿Quién haría un puente?
El Estado empieza a existir, entre otras cosas, por situaciones como estas. Nosotros necesitamos que exista una entidad que haga lo que no podemos hacer individualmente, porque supongamos que los individuos se organizaran sin el Estado, ¿quién te financia? Por ejemplo, la obra del Salado, que estamos dragando millones de metros cúbicos de río, ninguna empresa la podría financiar. Si lo hiciera un privado, saldría más caro y, además, tendría que cobrarles un peaje a todos los productores para recuperar ese dinero que sería impagable y que haría inviable que cualquier campo en esa zona pudiera tener una actividad productiva.
Lo que ha terminado pasando en otros países cuando se va a un esquema así es que al final no lo hace nadie, el Estado se desentiende.
—¿Cómo encontraron el área de vivienda y hábitat cuando asumieron?
—Cuando asumimos en 2019, toda el área de hábitat y vivienda estaba dentro de Infraestructura. Nosotros encontramos todas las obras paralizadas. Habían dejado de pagar más o menos en marzo del último año de gobierno, con lo cual en las obras se debía plata, pero, además, estaban pagando con precios de hacía seis meses, un año, hasta dos años, en vivienda particularmente. Ya las obras venían cada vez más lentas, porque era imposible para cualquier ejecutor hacer una casa en 2019 con precios de 2017.
La situación en viviendas era de la peor de todas, las casas abandonadas se fueron deteriorando. Tuvimos que ordenar todo eso, ponerlo en marcha y ver técnicamente qué había que hacer en cada casa. Fue un trabajo muy tedioso, y muy frustrante ver que habían dejado en tal estado la obra pública.
—¿Podés hacer un balance de los programas de vivienda que se llevaron a cabo en estos últimos años?
—Nosotros encaramos un programa fuerte a partir de fines de 2021, en el cual se trató de conseguir terrenos, reactivar todas las obras que estaban en un estado de abandono y después empezar a buscar terrenos y lotes para hacer casas nuevas. Así que tuvimos que armar todo un sistema, mostrar que funcionaba, mostrar que se podían construir casas en la Provincia y salir a buscar tierras.
Tenemos más de 50.000 viviendas en construcción, mientras que entregadas y terminadas llegan a 20.000; es un número al que hace muchísimos años no se llegaba. Hoy la limitación que tenemos es conseguir más tierra, por eso se empezó a trabajar con cada municipio para que vayan obteniendo suelo para poder construir más casas.
—¿Cómo repercute la inflación en el proceso para llevar a cabo estas obras?
—Nosotros tenemos un sistema que pusimos en práctica, tanto en Provincia como en Nación. Hay un índice que se llama UVI (Unidad de Vivienda) que lo elabora y lo publica el Banco Central y analiza la evolución del índice de los precios de la construcción, y con eso actualizamos los programas mensualmente. Cuando hay momentos donde hay una variación de precios fuertes, puede haber problemas de stock, porque tenés sectores que dejan de entregar para ver qué pasa con los precios. Pero son cuestiones temporales, nosotros no tenemos retrasos en las obras porque pagamos muy rápido, tanto Provincia como Nación, y a valores actualizados. No existe esta cuestión de redeterminaciones de precio dando vueltas.
—Para finalizar, ¿qué pensás de las asambleas en favor de la obra pública que realizó, la semana pasada, el ministro Gabriel Katopodis?
—Lo que se intentó hacer es mostrar qué pasaría si no hay obras. Es expresar que no son solamente los trabajadores directos, sino que esa obra está provista de un montón de insumos que hacen trabajar a un montón de empresas. Me parece que fue una forma de tratar de mostrar, de poner en valor que sin el Estado se para la obra pública.
Bueno, creo que eso es lo que Gabriel (Katopodis) está mostrando. Hay cosas que uno diariamente no las ve, pero están pasando, a veces pasan abajo de la tierra, pero eso es lo que nos permite seguir haciendo que las ciudades puedan crecer armónicamente y ordenadamente.
En el Salado diariamente hay unas máquinas gigantes que están haciendo un río nuevo, como dice Axel Kicillof, estamos haciendo prácticamente un río nuevo para que no se inunde más una cuenca que ocupa gran parte de la provincia de Buenos Aires.
La pregunta es: ¿por qué los privados, el mercado, hoy no están resolviendo si nadie se lo impide? La realidad es que nosotros hoy construimos viviendas de muy buena calidad y a un costo que es muy competitivo. No creo que el sector privado pueda hacer casas a menores valores con la calidad que nosotros construimos y con un sistema que es solidario, porque vos tenés tu casa y con tu cuota pagás la casa que estamos haciendo al lado, es una lógica completamente diferente, pero que funciona. No es algo que inventamos nosotros, se hace en todo el mundo, en los países que muchas veces se dan como ejemplo. Por eso insisto en que hay que contrastar muchas veces lo que se dice con los datos reales.