Un dantesco hecho que quedó marcado a fuego en el colectivo platense

Las cuatro mujeres víctimas del femicidio, entre ellas una niña, fueron masacradas a golpes y múltiples puñaladas. El ADN del imputado lo llevó a perpetua.

El suceso tuvo lugar la noche del 26 de noviembre de 2011 en un PH de 28 entre 41 y 42, donde vivían De Bárttole, su hija Bárbara y la hija de esta, Micaela. Fueron asesinadas a cuchillazos junto a Marisol Pereyra, amiga de Susana, quien había llegado a saludarla y fue recibida por el criminal. Este la hizo pasar y, una vez dentro, la apuñaló hasta matarla.

La mañana siguiente la Policía fue alertada por un vecino que observó huellas de sangre en el pasillo común que conducía al departamento donde vivían tres de las damnificadas, y cuya puerta estaba entreabierta.

Los agentes que ingresaron al lugar hallaron en el living el cadáver de Santos, quien estaba desnuda, ya que había sido sorprendida cuando se duchaba. Su cuerpo presentaba golpes y 32 puñaladas.

La niña estaba en un dormitorio, asesinada a golpes y de 23 cuchilladas; tenía al lado de la mano su celular, con el que intentó comunicarse con el 911 antes de ser agredida pero equivocó los números y marcó uno más. En la cocina fueron encontradas De Bárttole y de Pereyra, también apuñaladas y golpeadas.

Se inició una pesquisa para dar con el autor de la masacre, que en su momento no fue catalogada como femicidio ya que por entonces no existía la figura. Al día siguiente fue detenido “El Karateca” Martínez, novio de Bárbara. Amigas de la joven testimoniaron que él la celaba y controlaba sus salidas y amistades. Sin embargo, el ADN hallado en diversas partes del PH, un cuchillo, un palo de amasar y debajo de las uñas de dos de las damnificadas no le pertenecía y 38 días después fue liberado.

En mayo de 2012 fue capturado “La Hiena” Quiroga (34), un albañil y plomero que había realizado trabajos en el departamento y cuyo ADN sí fue encontrado en 18 muestras recolectadas en el lugar de los hechos. Él reconoció haber estado en la escena del crimen para hacer un trabajo, pero acusó a Martínez. Según su versión, “El Karateca” las mató mientras él observaba escondido detrás de un mueble, y después lo obligó a cortarse para dejar sus huellas en varias partes.

Ambos fueron juzgados en el 2014 por el TOC 3, que condenó a prisión perpetua a Quiroga y absolvió al “Karateca”.

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