“Si no le hacés caso a la Conmebol, te acomodan los silbatos”

Daniel Córdoba se refirió a la tragedia de Chapecoense y abonó la teoría de que el equipo brasileño recibió presiones para viajar por LaMia. La experiencia en Olimpia con Osvaldo Domínguez Dibb, el padre del titular de la Confederación

Daniel “El Profe” Córdoba visitó Radio Gol y, entre otras cosas, desenmascaró a la Conmebol, a su presidente Dominguez, y habló sobre la falta de controles en el espacio aéreo de Bolivia, país donde dirigió a The Strongest. 

Por su paso en aquel club, como así también en Olimpia de Paraguay en 2005, Córdoba conoció de cerca la forma en la que se manejaban las decisiones con respecto al traslado de los equipos en estos países, especialmente en lo que refiere a la contratación de vuelos privados, como los que son investigados ahora por la reciente tragedia de Chapecoense. 

—¿Qué referencias tenés de Alejandro Domínguez, el presidente de la Conmebol?

—Alejandro Domínguez, cuando yo estuve en Olimpia, era el director de Fútbol. Es el hijo del famoso Domínguez Dibb, suspendido por la FIFA por cinco años, con impunidad total en la época de la dictadura. Esto lo viví yo, nadie me lo contó.

—Pero lamentó mucho la catástrofe... ¿decís que no es buena gente? 

— Que Domínguez ahora no venga a llorar, tampoco el gobierno boliviano. Lo mínimo que se debe hacer es relevar de su puesto al que tuvo que ver con este vuelo. El padre de uno de los jugadores de Chapecoense dijo: “No sé si estoy velando a mi hijo, nunca lo pude ver”. Nunca le mostraron los cuerpos, nada fue claro. Una locura. 

—¿Quién es Domínguez Dibb?

—Es un hombre oscuro. Cuando me junté con él, le dije que quería conocer la réplica de la Copa Libertadores, y me dijo: “¿Qué réplica? Yo tengo la original”. Era Al Capone, muy prepotente, pero me la banqué porque quería dirigir a Olimpia. Entraba al vestuario con un arma y en el baúl tenía un arsenal. Cada vez que aparecía, amenazaba a todos. 

—¿Es difícil no hacerle caso a la Confederación Sudamericana de Fútbol? 

—Si no hacés caso a las órdenes de la Conmebol, te acomodan los silbatos, las banderitas. San Lorenzo, por ejemplo, quería volar en un avión a su elección si llegaba a final, pero la Confederación lo obligaba a ir en el que sufrió el accidente Chapecoense. Menos mal que no clasificó... 

—¿No es transparente la Conmebol?

—Yo te contesto con preguntas: ¿quién mató a estos jugadores?, ¿fue Bolivia, la Conmebol, quién? El piloto hizo tal vez lo que le dijeron que haga, quizás estaba amenazado y no podía anunciar  algún problema que apareciera. La empresa no la contrataron en Brasil: se la impusieron de Paraguay para que salieran desde Bolivia.  

—¿En tu paso por Bolivia te tocó viajar por LaMia?

—Gracias a Dios nunca volé por esa empresa. Sí lo hacíamos por una línea brasileña, que una vez tuvo un desperfecto yendo de La Paz a Santa Cruz, y volvimos. El peor lugar para aterrizar es Potosí. Cuando me quisieron llevar en avión, dije que no. Fuimos en micro. 

—¿Hay controles aéreos en Bolivia?

—No hay controles de nada, imaginate un vuelo chárter. El accidente es todo por impericia en el manejo aéreo de Bolivia.