Impuestos para pobres, no para ricos
La decisión de no modificar impuestos regresivos como el IVA o Ingresos Brutos, deja en claro una de las facetas más claras del doble discurso K
Nunca tan claro como hoy en nuestro país, la realidad de ver cómo rigen dos sistemas tributarios paralelos, uno para los pobres, y otro para los ricos. Mientras los pobres son víctimas de impuestos altamente distorsivos, los ricos gozan de beneficios que los eximen de pagar cualquier clase de tributo.
El régimen tributario argentino es uno de los más retrógrados e injustos del mundo, el cual basa el grueso de su recaudación sobre el IVA a nivel nacional e Ingresos Brutos en las provincias.
El Impuesto al Valor Agregado, más conocido como IVA, fue un impuesto creado en las postrimerías del gobierno de Isabel Martínez de Perón, que la dictadura de Videla y Massera amplió, y que los gobiernos democráticos posteriores en vez de plantear su reemplazo por otros impuestos progresivos, ha mantenido y aumentado.
La Argentina es un país tan raro que lleva a que la base de la pirámide, aquella que es la más perjudicada por las políticas económicas que se han venido implementando a lo largo de las últimas décadas, sea la que lleve casi el total de los impuestos a pagar, mientras que la punta de la pirámide, la que más recursos tiene, se ve exentas de pagar cuantiosos tributos.
Puede verse como la renta financiera no paga ninguna clase de impuestos, así como tampoco la compra-venta de acciones, a su vez no se extienden los impuestos a la compra de bienes de lujo como pueden ser yates o autos de lujo, pero sí se mantiene firme un impuesto altamente distorsivo como el IVA, pagando lo mismo una persona que vive en una villa miseria o aquella que vive en un country.
Fuentes consultadas por Hoy remarcan que “esta situación demuestra que la Argentina es una especie de paraíso fiscal para los más ricos, que se ven librados de pagar impuestos que en cualquier lugar del mundo deben pagar, mientras que los pobres deben pagar el injusto impuesto del IVA en cada alimento o artículo de primera necesidad que compran para sus casas”.
Pero no sólo el IVA es un impuesto regresivo, sino también el impuesto a los Ingresos Brutos a nivel provincial, que grava el ejercicio de la actividad económica con propósitos de lucro en una determinada jurisdicción, y que lleva a que todos los ciudadanos lo paguen cada vez que pagan una boleta de luz, gas o agua.
El impuesto a los Ingresos Brutos, según los especialistas, provoca distorsiones en los precios relativos, incentiva la integración artificial de actividades y afecta a la competitividad de los bienes producidos localmente.
Ambos impuestos, IVA e Ingresos Brutos, impactan directamente sobre el bolsillo de las personas. La inflación le “quita” a las personas un 2 o un 3% mensual de sus ingresos. Pero cuando se paga la factura de gas, de electricidad, puede observarse que la carga tributaria total puede sumar hasta el 40%, y en el caso de los combustibles la carga tributaria supera el 60%.
El lobby en la AFIP
La Argentina se ha acostumbrado a que los lobbies empresariales actúen cerca del poder para imponer medidas que de otra manera serían imposibles de sacar por lo altamente impopulares de las mismas.
Un claro ejemplo de esto pudo verse a la hora en que se presionó a la AFIP por parte de grandes imprenteros para obtener la obligación de imprimir las facturas solicitando autorización al ente recaudador, para de esa manera alzarse con un gran negocio dejando de lado a las imprentas más chicas.
Este sistema de impresión de facturas le dio al organismo dirigido por Ricardo Echegaray nada menos que la posibilidad de decidir quien posee derecho a trabajar y quién no, violando de esa manera el derecho constitucional que tiene todo argentino a trabajar.
Todo este sistema lleva a que ante cualquier incumplimiento por parte del contribuyente a los procedimientos llevados adelante por el ente recaudador, se les pueda obstaculizar la impresión de los formularios, llevándolo a la virtual parálisis de su actividad comercial.
Los agentes de retención
Un reclamo que se escucha cada vez con más fuerza, en el sector productivo, especialmente en las pymes, es la necesidad de eliminar para siempre la obligación de ser “Agente de Retención”. Este es un punto indefendible para la AFIP ya que reduce a las personas al estado de servidumbre, obligándolas a trabajar gratis para el Estado y delegando en terceros responsabilidades so pena de penalización, que no le corresponden.
La voracidad de la AFIP ha llegado al extremo de que, pese a que la Argentina es un país del tercer mundo, actualmente tiene más atribuciones que la IRS, la agencia federal del Gobierno de los Estados Unidos encargada de la recaudación fiscal y de los cumplimientos de las leyes tributarias.