Los K aumentan el gas por finanzas al rojo vivo

El Gobierno autorizó eliminar subsidios y hay tarifas que llegaron con un incremento de hasta el 700%. Adjudican la medida a la necesidad de disminuir el gasto público y llegar a las elecciones de octubre sin caos económico. ¿El tarifazo sigue con la luz?

El gobierno de Cristina Kirchner se aproxima a su fin y trata de hacer malabares para que la economía no se convierta en un caos, con un gasto público gigante. Y para mantener cierto equilibrio no le queda otra que emitir moneda, lo que ocasiona inflación.

En este contexto, donde el poder adquisitivo de los trabajadores se pulveriza, se conoció un anuncio que preocupa en lo inmediato: la administración K autorizó la eliminación de subsidios a los servicios, empezando con el gas, cuyas facturas ya llegaron hasta con un incremento de hasta el 700%.

¿El motivo? Las finanzas están al rojo vivo y la necesidad de ingreso de dinero fresco es una prioridad imperiosa, teniendo en cuenta el periodo preelectoral. Luego del gas, el tarifazo seguiría con el servicio de energía eléctrica. 

Si bien el cuadro tarifario para los usuarios residenciales de gas no se modificó (es el mismo que el año pasado), son muchos los clientes del área urbana que reclaman por los abultados incrementos que llegan hasta 700%.

El presidente de la organización Consumidores Libres, Héctor Polino, en diálogo con Hoy, explicó que “el aumento se debe a que el gobierno está cobrando los mayores costos del gas licuado que se trae de Trinidad y Tobago”.

Enseguida Polino detalló que “para poder mantener los subsidios el usuario tiene que demostrar que está comprendido en algunas de las excepciones planteadas en la resolución de Enargas, es decir, tener un certificado por incapacidad, percibir la asignación universal por hijo, tener ingresos insuficientes para pagar la tarifa plena o compartir un solo medidor para varias viviendas, entre otras”.

Polino indicó que su organización recibió innumerables quejas de usuarios de todo el país.

Una polémica normativa

Según la normativa del Gobierno la suba en la tarifa del gas alcanza a aquellos usuarios que no ahorren en su demanda del servicio, justo cuando las temperaturas son bajas y la demanda se incrementa. Y es que la Resolución 226 de la Secretaría de Energía establece que los usuarios que reduzcan un 20% su consumo no tendrán ningún aumento (seguirán recibiendo la totalidad de los subsidios); los que bajen su demanda entre un 5% y un 20% recibirán una suba intermedia; y a los que ahorren menos de un 5% se les aplicará un alza plena.

Pero la inequidad es desesperante. Un residente de Puerto Madero se beneficia con el subsidio en la tarifa del gas, y un trabajador de un asentamiento del conurbano bonaerense tiene que romperse el lomo para comprarse una garrafa. Una muestra de la ineficiencia administración kirchnerista.  

“No es el deseo del Gobierno sacar la basura de abajo de la alfombra”

Raúl Cuello (*)

ESPECIAL PARA HOY

Los subsidios constituyen el rubro más importante de la estructura del gasto público, que son los que abarcan al gas, transporte, energía, servicios provistos por empresas públicas o privadas, y  que representan cerca de 4 puntos del PBI (producto bruto interno).    

El gran problema de la economía argentina es precisamente este: ¿Cómo se puede volver a un esquema macroeconómico donde la estructura de precios relativos se ajuste a los costos de producción? Es decir que el consumidor pague lo que cuesta producir cada bien. Esto es difícil de volver a establecer y se requiere una ingeniería económica que hasta este momento no la practica el Gobierno y menos la denuncia la oposición. Este será el gran problema de la próxima gestión. 

Cuando se habla de inflación la gente la asocia con la emisión monetaria que tiene que hacer el Banco Central para cubrir el déficit del presupuesto. En realidad la inflación es el gasto público, la magnitud del gasto público, el que en la actualidad  implica casi el 52% del producto bruto interno. Una mochila  pesada para el Estado argentino que gasta mal.

Y gasta mal porque no ofrece los servicios que corresponden. Así es que aunque en el mundo baje el precio del crudo del petróleo, acá se aumenta el combustible para beneficiar con recursos a YPF.

En tanto, la gente carenciada se queda en el camino, y la corrupción tiene mucho que ver, como lo demostró el accidente ferroviario de la Línea Sarmiento. Es decir, fue un servicio subsidiado pero los que estaban a cargo de administrar ese beneficio no cumplieron con sus obligaciones, por lo que nunca llegaba el servicio a los consumidores y se produjo una tragedia.

La liberación de la tarifa del gas tiene que ver con llegar a las elecciones de octubre sin demasiados traspiés en materia de financiamiento y pagos de la deuda, pero no es una política destinada a acomodar el sistema para que la próxima administración vea encausada la cosa. No es el deseo del gobierno sacar la basura de debajo de la alfombra para que el que venga tenga el camino un poco más aliviado. 

(*) Doctor en Economía y extitular de la DGI

Argentina lejos del autoabastecimiento energético

Un informe de la consultora Abeceb.com destaca que la Argentina deberá invertir entre 2016 y 2023 unos 88 mil millones de dólares para lograr el autoabastecimiento en petróleo y gas y lograr la seguridad energética".

El trabajo de la consultora dirigida por el economista Dante Sica "advierte que se requerirá además un reordenamiento político-económico que permita disponer de divisas, remitir utilidades y revisar los derechos de exportación".

La consultora destaca que "la producción de petróleo y gas cayó alrededor de un 21 por ciento entre 2004 y 2014 y sólo el año pasado, el déficit comercial energético alcanzó los 6.198 millones de dólares". 

"Este año, la reducción de los precios de los combustibles determinará un rojo energético que irá de 3.500 a 4.000 millones", añade.

Por otro lado, la firma considera que "en líneas generales, la infraestructura de nuestro país es la gran asignatura pendiente para mejorar la competitividad de todos los sectores".