La cocina política // Elecciones 2017

Los “sin tierra” que generan malestar dentro de Cambiemos

Algunos hablan y hablan porque el aire es gratis y lo único que hacen es sembrar cizaña”. Esa es la reflexión que, en los últimos días, comenzó a escucharse en distintas tertulias que reunieron a varios intendentes de Cambiemos, quienes además de tener que hacer frente a los problemas cotidianos de la gestión gubernamental, deben llevar adelante la campaña electoral.

Las críticas están dirigidas a los denominados “sin tierra”. Es decir, un grupúsculo de dirigentes, legisladores y concejales que carecen de poderío territorial y que son prácticamente desconocidos “para gran parte del electorado bonaerense”. 

Entre los “sin tierra” que más cuestionamientos internos reciben por parte de los jefes comunales se encuentran el diputado provincial Marcelo Daletto; el actual subsecretario de Asuntos Municipales del gobierno bonaerense, Alex Campbell; el presidente de la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, Manuel Mosca; el actual vicegobernador y titular del Senado de la Provincia, Daniel Salvador; el presidente del Concejo Deliberante de La Plata, Fernando Ponce; y el edil Julio Irurueta.

Ambas cámaras de la Legislatura bonaerense -que comandan Mosca y Salvador- son consideradas como “dos enormes cajas” que, desde hace décadas, sirven para financiar y sostener estructuras políticas y partidarias. Hay números que hablan por sí solos, dado que los incrementos presupuestarios que aprobaron los legisladores este año superaron ampliamente cualquier índice inflacionario. En el caso de la Cámara baja, el presupuesto de erogaciones corrientes y de capital asciende a $3.686.320.000, lo cual representa un incremento del 50% en comparación a los $2.457 millones de 2016. En lo que refiere a la Cámara alta, la caja total es de $2.778.821.000, un 41% de lo calculado para 2016 ($1.984 millones).

Dada la falta de controles, existen sospechas vinculadas a la proliferación de contratos políticos dentro de la Legislatura, que a su vez sostienen candidaturas. Tal sería el caso de Carolina Barros Schelotto, una “sin tierra” que en los últimos tres años pasó de ser funcionaria del justicialista Carlos Bonicatto en la Defensoría del Pueblo bonaerense a trabajar para el exvicegobernador kirchnerista Gabriel Mariotto en el Senado provincial, para terminar desembarcando el año pasado en Cambiemos, desde donde fue puesta a dedo como candidata a diputada provincial por la Octava Sección Electoral. 

Carolina Barros Schelotto, además, habría tenido un doble cargo, ya que en momentos en los que trabajaba para la Defensoría también habría estado nombrada en un Registro Automotor. Actualmente, tiene un contrato de máxima categoría en el Senado y desde que se confirmó su candidatura a diputada provincial prácticamente no estaría concurriendo a trabajar. Por su parte, Mariano Cataldi, el marido de Barros Schelotto, también tendría un contrato político en la Cámara de Diputados de la Provincia.  

Ahora bien, la hermana de los mellizos no es la única integrante de Cambiemos que gusta de cambiar de remera política. El caso del actual secretario de Servicios Públicos de La Plata, Marcelo “Chubito” Leguizamón, es aún más llamativo: en los últimos dos años pasó del sciolismo a ser precandidato a intendente por el Frente Renovador, para luego volver al sciolismo y terminar desembarcando como funcionario macrista, primero en la Dirección Nacional de Migraciones y luego como funcionario municipal.

“Carolina aprovechó la fluida relación que tienen sus hermanos con Mauricio Macri para pegar un salto de garrocha del kirchnerismo a Cambiemos, arreglando su continuidad contractual con Claudio Alfonsín, secretario administrativo del Senado”, dijeron distintas fuentes consultadas por diario Hoy. Alfonsín es considerado como la mano derecha de Salvador. En definitiva, a la hora de acordar entre ellos, “los sin tierra” logran entenderse rápidamente.

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