¿Nuestro país se hunde?

Hay un sabio y conocido refrán que dice: una imagen vale más que mil palabras. Y por eso, la foto que acompaña esta nota, que muestra las condiciones en las que se encuentra el buque de guerra Santísima Trinidad, que combatió durante el conflicto bélico en las Islas Malvinas, lo dice prácticamente todo.

Esta embarcación comenzó a hundirse en enero de este año, y la noticia generó un escándalo. Incluso, se hizo presente en el lugar el entonces ministro de Defensa, Arturo Puricelli, que pronunció una frase por demás llamativa: “Se me cae la cara de vergüenza”. Luego prometió acciones para sacarlo a flote y hasta anunció una investigación para hallar los responsables de lo ocurrido. Obviamente, era toda una gran mentira ya que esta penosa situación, al igual que el resto de las enormes falencias en materia de infraestructura que padecen las fuerzas armadas, es la consecuencia de una decisión política de la administración K. 

Según pudo saber Hoy, el desguace del buque se profundizó en los últimos meses, tras la falsa promesa de Puricelli. Le sacaron camas, cocinas, todos los elementos de enfermería, municiones, combustible, aceites, lubricantes, generadores, centrales telefónicas, sollados, cámaras, comedores y televisores. Eso no es todo: a las turbinas se le retiraron todos los consumibles (quedando sólo el cascarón), la planta potabilizadora, etc. 

El retiro de todos los elementos, algunos de los cuales se sospecha que podrían haber sido vendido como chatarra en el mercado negro, hizo que el buque se elevara en su línea de flotación -al estar más alivianado- y terminó en las condiciones que muestran la imagen, totalmente recostado sobre las aguas que llegan a la Base Naval de Puerto Belgrano, en el sur de la provincia de Buenos Aires. 

Estamos hablando de un destructor misilístico ARA Santísima Trinidad (D-2) Clase Tipo 42 con el que contó la Armada Argentina para que, junto con su gemelo el ARA Hércules (D-28) (DEHE), luego (D-1) y actual (B-52), se encargaran de la cobertura antiaérea del portaaviones liviano ARA Veinticinco de Mayo (V-2). En otras palabras, fue diseñado y construido, con la mejor tecnología de la época (fue alistado en 1975), para la defensa de nuestra soberanía. 

Los que no pudieron los ingleses con la Royal Navy en las Malvinas, una de las fuerzas navales más importantes del mundo, con varios siglos de historia, lo lograron los K con su desidia, corrupción y revanchismo. Cabe destacar que, en 1975, esta embarcación había sufrido un ataque de un comando Montonero, guerrilla que tuvo integrantes que ahora forman parte del gobierno K.

 En caída libre

La imagen de este hundimiento del Santísima Trinidad es una clara muestra de la destrucción sistemática que ha hecho el gobierno nacional de las fuerzas armadas y de seguridad,  que han llevado a que tengamos un país indefenso. De esta manera, a medida que el Estado fue cediendo terreno en la defensa de la soberanía, fueron avanzando los carteles que regentean el negocio negro del narcotráfico.

Con una claridad medular, las máximas autoridades de la Iglesia católica, ayer dieron a conocer el informe para alertar por el avance del narcotráfico, que nuestro diario anticipó el pasado miércoles. 

“La Argentina está corriendo el riesgo de pasar a una situación de difícil retorno. Si la dirigencia política y social no toma medidas urgentes costará mucho tiempo y mucha sangre erradicar estas mafias que han ido ganando cada vez más espacio. Es cierto que el desafío es enorme y el poder de corrupción y extorsión de los grupos criminales es grande. Pero no es verdad que “nada se puede hacer”, dice uno de los puntos principales del documento difundido por la Conferencia Episcopal.

Y luego agrega: “Recogemos también la preocupación por la desprotección de nuestras fronteras, y por la demora en dotar de adecuados sistemas de radar a las zonas más vulnerables. Lamentamos que el organismo del Estado dedicado a coordinar las políticas públicas en esta materia (SEDRONAR) lleve tantos meses sin tener su responsable designado”.

La debacle, lamentablemente, se da en casi todas las áreas. Así como nos estamos quedando sin soberanía, el país también carece de moneda. La ola inflacionaria ha llevado a que el billete de $100, el de mayor denominación en nuestro país, ni siquiera alcance para comprar tres paquetes de yerba, cuyo precio viene en alza. Y lo mismo está ocurriendo, prácticamente, con todos los productos de la canasta básica.

Los niveles de inflación que existe en la Argentina sólo se dan en países extremadamente pobres o que han atravesado por graves crisis políticas, sociales o bélicas. Lamentablemente, este es el camino al que nos está conduciendo el gobierno, que no quiere reconocer el contundente mensaje que dieron las urnas en las últimas elecciones.

No todo está perdido. Tal como lo manifestó la Iglesia, aún se está a tiempo de corregir el rumbo, Se debe exigir que, en los dos años de gobierno que le queda, el kirchnerismo empiece a arreglar los desbarajustes de la última década. 

Cuestionan la ausencia del Estado

El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, José María Arancedo, criticó ayer la "ausencia del Estado" para desarticular a las "mafias" del narcotráfico, y cuestionó que se haya hecho "poco y nada" pese a que la Iglesia viene advirtiendo hace años sobre esta realidad.

"El Estado y las autoridades tiene una responsabilidad primaria en la lucha contra el delito, por lo que el delito del narcotráfico no pudo haber crecido sin ausencia del Estado", aseguró al presentar el documento "El drama de la droga y el narcotráfico".

"En la lucha contra el narcotráfico y las mafias enquistadas hace falta la presencia del Estado, no basta con la tarea de grupos meritorios como Cáritas u otras organizaciones sociales", sostuvo.

Arancedo criticó también al "Poder Ejecutivo" por las demoras en designar al responsable del Sedronar, al recordar citando el documento que esa secretaría es "el organismo del Estado dedicado a  coordinar las políticas públicas" en cuanto a la asistencia de los adictos.