La economía impacta fuerte en la tercera edad

Por la crisis, uno de cada tres abuelos padece problemas mentales

La delicada situación económica que atraviesa el país provoca severas consecuencias en la salud emocional de los adultos mayores. Casi ocho de cada diez jubilados no alcanzan a cubrir la Canasta Básica Alimentaria. Opinan especialistas

El suicidio de Rodolfo Oscar Estivil, el jubilado de 90 años que se quitó la vida en la sede de la Anses de la ciudad de Mar del Plata el pasado 29 de junio, dejó al descubierto el delicado equilibrio emocional por el que transitan nuestros abuelos en la Argentina, quienes no reciben ninguna clase de ayuda o contención por parte de las autoridades.

De acuerdo a un estudio realizado por la Universidad Católica Argentina (UCA), denominado Los problemas económicos de las personas mayores. Una aproximación a las múltiples dimensiones de su vulnerabilidad, uno de cada tres adultos mayores sufre problemas psicológicos y presenta un preocupante nivel de falta de apoyo social instrumental, que en muchos casos termina con la muerte.

En nuestro país existen 6,7 millones de jubilados, de los cuales poco más de 2 millones atraviesan trastornos psicológicos severos provocados por las dificultades económicas que viven a diario. De esta manera, se les dificulta tanto responder a las demandas ordinarias de la vida cotidiana, como desenvolverse socialmente y tener relaciones satisfactorias con los otros. 

Con los datos del estudio efectuado por la institución académica sobre la mesa, se advierte una realidad por demás compleja en nuestro país para la mayor parte de los ancianos, quienes ven cómo su calidad de vida se deteriora a pasos agigantados, sin tener nada a su alcance para hacerle frente a la crisis.

En caída libre

A partir del estudio efectuado por la UCA se puede observar cómo la situación económica afecta a los jubilados a diario. 

Las dificultades que se les presentan para adquirir lo mínimo indispensable para su subsistencia llevan a que casi el 60% de ellos cambie radicalmente los hábitos sociales y de consumo, pensando en cómo arreglárselas para llegar a fin de mes y pasar el día a día.

Una de las respuestas repetidas por los abuelos al ser consultados por este diario sobre su estrés creciente era que su malestar es producto  de la crisis económica que vive el país, que impide la realización de sus planes para los últimos años de vida. El 24% de los miembros de la clase pasiva padece insuficiencia alimentaria, y dentro de esta población, el 55,7% sufre trastornos psicológicos, un 10% más que en la última medición realizada el año pasado.

La incertidumbre económica produce además que el 31,6% de los mayores con insuficiencia de ingresos declare tener bastantes problemas de salud, a veces crónicos, situación que se eleva al 48,9% entre aquellas personas que no tienen ninguna pensión, jubilación o ingreso social.

Escenario amargo

Parece mentira que en un país que produce alimentos para más de 400 millones de habitantes, haya un 40% de jubilados que padezca hambre. A eso se le suma que un 78% de las personas mayores percibe ingresos menores a la Canasta Básica Alimentaria, sumergiéndolos en una situación de vulnerabilidad que lleva a que se sus últimos años de vida se sumerjan en una carencia ascendente imposible de contener.

El derrotero de la economía local, con una inflación que no se detiene, ha llevado a que el 41% de la clase pasiva redujera sus compras en alimentos, pasando a productos de terceras marcas o artículos sueltos, lo que trae severos riesgos para su salud. Esto implicó que se incrementaran los índices de malnutrición entre los ancianos, llegando a números parecidos a los que había en nuestro país antes de la crisis de 2001, con poco más de un 50% de ellos con problemas alimenticios.

A pesar de estos datos desoladores, solo el 37,8% de las personas mayores aducen tener insuficiencia de ingresos, a pesar de que el 53% de ellos cobra el haber mínimo que por estas horas asciende a $6.394. Otro dato llamativo es que cuatro de cada diez jubilados no podrían subsistir si no los ayudaran sus familiares, lo que produce cortocircuitos internos en los hogares que terminan provocando diferencias domésticas irreconciliables.

Estos datos revelan el quiebre que existe en la Argentina, un país donde los obstáculos sociales no resueltos por parte de las autoridades producen que los jubilados padezcan carencias mayúsculas, que en muchos casos culminan pagando con su propia vida.

Números de una realidad angustiante

78%de las personas mayores ganan menos que la Canasta Básica

57%de los ancianos residen en viviendas con déficits habitacionales

55,7%de los que sufren de insuficiencia alimentaria tienen problemas psicológicos

53%de los mayores perciben el haber mínimo de $6.394

50%de los jubilados sufren carencias en el acceso a la seguridad social

41%de la clase pasiva redujo sus compras en alimentos

37,8%de los adultos mayores tienen insuficiencia de ingresos

30,2%de los abuelos presentan trastornos psicológicos

La odisea de llegar a fin de mes

La crisis económica ha hecho que llegar a fin de mes se haya convertido en una verdadera odisea para la enorme mayoría de los jubilados. Los magros ingresos que tienen junto a la escalada inflacionaria han provocado  que en los últimos meses poco más del 50% de los miembros que componen la clase pasiva hayan tenido que efectuar recortes sustanciales en sus modos de vida.

De esta manera, el poder de compra de la clase pasiva ha bajado de manera considerable, convirtiéndose cada vez más para ellos en una verdadera aventura el poder hacer frente a un período económico complicado.

La salud, en el centro de la discusión

El colapso económico que atraviesa la Argentina, en especial en los últimos meses, ha afectado fundamentalmente al sector de la salud.

De esta manera, el acceso a un cuidado digno y a una atención de calidad parece estar muy lejos de lo que brinda el Estado a través del PAMI.

Hoy, la imagen habitual es la de un instituto de los jubilados devastado, con serios problemas en sus servicios, lo que se refleja en los inconvenientes para obtener turnos médicos y en la obtención de prestaciones eficientes.

A este triste escenario se le suma que en los últimos 18 meses los medicamentos para la clase pasiva tuvieron un incremento del 88%, cuando los remedios de uso masivo lo hicieron en un 66%, es decir, quienes más los necesitan pagan un 22% más que el resto de la sociedad.

En el estudio efectuado por la Universidad Católica Argentina (UCA), se distingue que el 50% de los jubilados padece carencias en el acceso a la seguridad social. “La falta de acceso al sistema previsional constituye un déficit y una deuda social con las personas mayores, no solo por la desprotección en materia de seguridad social que ello implica, sino también por la reproducción de las inequidades preexistentes”.

La crisis económica se tradujo también en que el 29% de los adultos mayores produjera recortes en sus gastos médicos. Entre las personas que padecen insuficiencia de ingresos, la necesidad de implementar este tipo de recortes trepó al 45,1%. Esto llevó a que disminuyeran o se suspendieran las visitas médicas u odontológicas y/o de compra de medicamentos por problemas económicos durante el último año.

“El 40% de los adultos mayores está en condiciones de abandono”

Eugenio Semino - Defensor de la Tercera Edad

“La crisis económica afecta a los adultos mayores. Hay que tener en cuenta que los haberes mínimos están en $6.394 y la canasta que nosotros calculamos supera, con gastos de vivienda, los $16.000. Si el jubilado no se ve ayudado por el Estado o por la familia, en cuanto a lo económico, realmente se ve muy afectado.

La angustia está muy relacionada con las condiciones socioeconómicas que tiene el adulto mayor, el estudio nos ofrece cifras realmente preocupantes: el 40% está en condiciones sociales de abandono o falta de contención.

El fenómeno de la depresión y del suicidio se ve más presente, en nuestra sociedad, en el segmento de los mayores de 65 años. Esto nos demuestra que hay una patología social de falta de contención y de condiciones abandónicas. Vemos con gran preocupación que los políticos están al margen de tener en cuenta este tipo de realidades. 

Nos encontramos frente a una situación en que el adulto mayor, en términos económicos y en cuanto al sistema de salud, está totalmente desamparado”.

“La situación es crítica, los jubilados no tienen futuro”

Mirta Tundis - Diputada nacional. Presidenta de la Comisión de Previsión y Seguridad Social

“La crisis económica hace que los abuelos sufran de estados depresivos al ver que no pueden llegar a fin de mes, sobre todo teniendo en cuenta que alguno que otro está alquilando y tiene el temor de terminar en un geriátrico porque no puede sostener más el pago del arrendamiento. 

La verdad que la situación es crítica, los jubilados no tienen futuro, porque no es que dicen salgo a buscar una changa y la hago, entonces entran en estos estados depresivos.

Sabemos que la depresión es una enfermedad silenciosa que desorganiza toda la parte orgánica de una persona y hasta lo puede llevar a la muerte. 

El 53% de los jubilados gana la jubilación mínima, que es una miseria, o sea que realmente son pobres, viven en un estado de desnutrición importante. 

Con el aumento de los alimentos y un haber de 6.300 pesos, priorizan comprar la medicación antes que la comida, y cuando compran alimentos adquieren los de peor calidad.

La verdad que para ellos es imposible comprar los alimentos que necesitan para alimentarse bien y mantenerse saludables, como la carne magra, quesos magros, que son los más caros”.

“El contexto económico es uno de los factores de depresión”

Christian González D’Alessandro - Director del Instituto de Derecho de las Personas Mayores y Políticas Gerontológicas del Colegio de Abogados de Morón

“El contexto económico es uno de los factores de depresión, angustia o estrés en los adultos mayores conforme señalan los especialistas, pero no es el único. La escasa visibilización social y familiar hacia aquellos es también muy grave. 

A veces el estar acompañado no es sinónimo de estar contenido. La contención de la familia, no aislarlo en su entorno, es importante para descifrar los mensajes que esa persona anciana pude dejar antes de intentar quitarse la vida.

La reciente revisión de las pensiones por fallecimiento a viudas o convivientes de 80 o 100 años y más, por ejemplo, genera angustias que, en las personas mayores, se profundizan en un grado mayor. 

En cuanto a la situación económica, hoy, el 70% de los jubilados son pobres y no les alcanza para cubrir la Canasta Básica, que es de $16.000. Eso es indigno; caen en depresión porque no llegan a fin de mes. Muchos de los adultos mayores además son sostén de familia porque, producto de la desocupación, deben con ese haber miserable solventar a los hijos o nietos que se quedaron sin trabajo”.

“Los viejos siempre fueron la variable de ajuste”

Sergio Fiscela - Sociólogo. Especialista en temas previsionales

“La crisis económica afecta por igual a toda la población, pero en los adultos mayores lo hace en especial, porque tienen bajos recursos o perciben jubilaciones de bajos ingresos. Las personas de la tercera edad tienen bajos recursos porque son trabajadores jubilados, y el 70% de los jubilados no supera la mínima. Más del 50% de la jubilación mínima se va en la Canasta Básica, no hace falta ser un experto en índices para darse cuenta de que lejos está de cubrir las necesidades indispensables de cualquier hogar.

A los adultos mayores cualquier situación que les genere incertidumbre hacia adelante les va a generar angustia o estrés. Además, hay malos manejos del Gobierno, que los asusta y les genera situaciones de amargura, como en las citaciones para presentar la documentación en los casos de pensiones por viudez. 

Los viejos siempre fueron la variable de ajuste, teniendo que pelear sus movilidades que no tenían a través de juicios, les retenían el 35% del impuesto a las Ganancias, entre otras cuestiones”.

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