Cambios que no cambian

Otra vez, Olivera fue el último en ingresar y por momentos el equipo deja la sensación de no estar convencido en ir a buscar el campeonato. Mariano González y Carlos Auzqui no resultaron la solución para corregir el cero a cero

Hay cosas que no cambian en este presente de Estudiantes. Una de ellas son las decisiones que viene tomando Mauricio Pellegrino, que como ocurrió en el último partido contra River (cuando el partido también estaba cero a cero), retrasó el ingreso de Juan Manuel Olivera hasta el final.

Si bien nadie puede garantizar que con medio tiempo del uruguayo en cancha el resultado hubiese sido otro, los ingresos de Mariano González y Carlos Auzqui potenciaron esa imagen de extrema cautela que partido tras partido se va apoderando de Mauricio Pellegrino. 

En otras circunstancias, hace ocho años atrás y en la misma ciudad, el Estudiantes de Diego Simeone se permitía sacrificar a un defensor (Pablo Alvarez) por un delantero y pasar a jugar con línea de tres para darle vuelta el partido a Newell’s y dar un golpe de efecto anímico en la lucha por el campeonato que luego terminaría ganando.  

Ayer, sin embargo, también prendido en la lucha por el campeonato, Mariano González (resistido por un sector de la hinchada) reemplazó a Patricio Rodríguez para jugar en la misma posición del mediocampo.

Antes de eso, no pasó desapercibido el ingreso de Carlos Auzqui por Sebastián Verón, que obligó a Leonardo Jara a compensar el sector central jugando al lado de Damonte. 

En ningún momento, sin embargo, se optó por la salida de un defensor, o un jugador con vocación de marca, para apostar a quebrar el arco de Caranta. Sin ir más lejos, Jorge Luna permaneció en el banco sin entrar, al igual que Matías Aguirregaray, quien apenas jugó medio tiempo en Reserva tras recibir el alta de una grave lesión que lo tuvo inactivo por siete meses. 

En el contexto de un equipo que volvió a demostrar que tiene claro a qué juega, pero que sigue padeciendo de contundencia para ganar los partidos, Franco Jara y Patricio Rodríguez se diferenciaron del resto. 

Leandro Desábato, de gran aporte en los mejores momentos de Central, también tuvo una tarde destacada en el Gigante de Arroyito, en donde volvió a fallar Carrillo en la definición. 

Jonathan Silva, Schunke y Rosales no desentonaron, mientras que Damonte colaboró en la mitad de la cancha, sin poder disimular la ausencia del batallador Gil Romero. 

Sebastián Verón resultó un tiempista, pero no estuvo tan efectivo como en otros partidos, al tiempo que Rulli, con poco, le alcanzó para trasmitir seguridad en los mejores momentos de Rosario Central. 

Así las cosas, cuando Estudiantes tuvo que buscar en el banco la solución que no encontraba en la cancha, volvió a desnudar un vacío de alternativas y decisiones que no llegan a tiempo.  

¿Será tarde para modificar la manera de hacer los cambios? Por ahora estos cambios, no cambian…

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