POR DANIEL ANTONIO CÓRDOBA

La cátedra del Profesor

"Este diario Hoy, que con gran lucha y esfuerzo vuelve a las calles, en una sociedad en donde renacer costará más sangre, más sudor y más lágrimas que nunca, me brinda el medio para desparramar lo poco que conozco".

Cuando alguien manifiesta que sabe, de una cosa o la otra, suena a soberbia y a pedantería. Pero el término conocer sí suena lindo, y si se le agrega la frase: “Solo conozco un poco”, suena mejor. Atahualpa Yupanqui, en una manera de autodefinirse, dijo: “Solo soy un trovador, conozco y lo desparramo”. Tenía los medios por donde hacerlo, de hecho, con su talento sin par iba por el mundo desparramando poesías y acordes de su zurda guitarra. Todo lo que pensaba o conocía, él tenia el medio para transmitirlo. Éste diario Hoy, que con gran lucha y esfuerzo vuelve a las calles, en una sociedad en donde renacer costará más sangre, más sudor y más lágrimas que nunca, me brinda el medio para desparramar lo poco que conozco.

Ahora, entrando en el fútbol, en ese mundo en donde se mezcla la honesta y sincera pasión del hincha con espurios intereses, vaya a saber de quiénes, puedo reflexionar y decir que esta cuarentena me ha servido, mirando partidos de antes y de hoy, para confirmar que realmente el fútbol ha cambiado.
Su reglamento cambió, su forma de jugarlo es otra, y tanto el VAR como las formas de televisación también lo modificaron. Desgraciadamente, el fútbol argentino en particular no ha podido ponerse a la altura de las circunstancias. ¿Por qué? Todavía no tenemos los campos de juego que deberíamos tener; el VAR aún está ausente; siguen apareciendo talentos, pero cada vez en menor cantidad, y solo pueden contarlos aquellos clubes con una billetera muy gorda, etc.

¿Qué le gustaría a quien redacta esta nota? Fundamentalmente, y que puede ser el origen de un cambio radical en el fútbol argentino, el cambio de la organización de los torneos. Como un claro ejemplo tenemos a la Liga Nacional de Básquet, con sus distintas categorías, y a otras ligas nacionales que nos demuestran que cuando no está el dinero de por medio, se pueden hacer campeonatos realmente federales y nacionales.

Propongo reuniones para dividir a la República Argentina en las zonas que sean necesarias de acuerdo a la proximidad que tengan los equipos que van a enfrentarse. Ese torneo duraría seis meses. Los mejores dos pasarían a jugar por otros seis meses un torneo nacional, de donde saldría un legítimo campeón y las distintas clasificaciones. Mientras tanto, se disputaría nuevamente el torneo en cada una de las zonas, para dar los futuros otros dos clasificados para el siguiente campeonato nacional. Cuando cada equipo de cada zona descienda, volverá a jugar en su correspondiente grupo. Esto permitiría muchas más posibilidades de que aparezcan talentos, que los técnicos tengan más trabajos y que realmente estemos hablando de una Liga Argentina Federal y Nacional.

Obviamente, puliendo hasta el último de los detalles, esto es posible y la Argentina dejaría, al menos en el fútbol, de ser un país unitario en donde Dios atienda solamente en Capital Federal.

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