Las Malvinas, unidas por el deporte

La Selección argentina que dirigía César Luis Menotti y que participó de la Copa del Mundo jugada en España, durante el mes de junio, mientras se sucedía el epílogo de la Guerra.

Daniel Alberto Passarella (izquierda) y Américo Rubén Gallego (derecha), sostienen el cartel con el que el plantel reivindicaba la soberanía argentina sobre las islas del archipiélago sur.

Aquel equipo jugó su primer partido de la zona de grupos el 13 de junio de 1982, cuando perdió 1 a 0 ante Bélgica, un día antes de la rendición argentina en la guerra.

El Boca-River que pudo haberse jugado en las islas

Sí, hubo fútbol aquel 2 de abril de 1982, del que hoy se cumplen 35 años. Era viernes. Las tropas del ejército argentino desembarcaron en suelo malvinense y, esa misma noche, se jugó en Salta el partido adelantado de una nueva fecha del Nacional: un triunfo de Central Norte frente a Mariano Moreno de Junín.

Nada cambió en el ámbito deportivo: el sábado 3, Los Pumas vencieron por primera vez en la historia a Sudáfrica, bajo el nombre de Sudamérica XV; y el domingo 4, se jugó el grueso de la fecha del campeonato de Primera y en cada uno de los partidos se cantó el Himno argentino antes del inicio.

Pero hubo más: el fervor patriótico de los primeros días llevó incluso a pensar en jugar un Superclásico amistoso en las Malvinas; un Boca-River en pleno archipiélago del sur.

Martín Benito Noel, presidente de Boca en aquel 1982, confirmaba la idea: “Veo con gran agrado la posibilidad de realizar un partido entre Boca y River en las islas. Más aún, creo que es un deber patriótico de parte de nosotros, los dirigentes, contribuir en la medida de nuestras posibilidades con todo aquello que sirva para alegrar a nuestros valientes soldados que se encuentran en esas islas argentinas”.

El partido jamás se jugó y el pronto desembarco inglés en Malvinas hizo el resto.

Fomento homenajea al excombatiente Batista

Rubén Oscar Batista fue un excombatiente nacido en nuestra ciudad, soldado del Regimiento nº1 de Patricios e hincha furioso de Centro Fomento Los Hornos. “El Negro”, como lo conocían todos, fue un fiel abanderado de la causa Malvinas, siempre con la intención de que el tema no quede en el olvido.

Cuando le comunicaron a Batista que tenía que partir a las islas para defender al territorio del invasor, lo proveyeron del uniforme y el armamento, pero también le dieron una chapita. Era su nuevo “documento”, aquel que lo identificaría si caía en combate. Tenía una línea de agujeros en la mitad para partirla en caso de fallecer; y un número: el 014.

Por suerte, la medallita volvió entera y “Finito”, como también le decían en el barrio, la lució en su pecho por el resto de sus días. El número que le tocó también lo marcó, más allá de las cargadas por el significado en la quiniela y su gusto por acompañar las reuniones con amigos y alguna cerveza o vinito. 

Para esta temporada, Fomento llevará el contorno de las islas Malvinas en su manga izquierda junto al número 014, como un homenaje a Rubén, pero principalmente para cumplir con su legado de “malvinizar” a una sociedad que durante mucho tiempo le dio la espalda a los veteranos de guerra.

La experiencia del soldado Diarte

En el marco de los Especiales que realiza el diario Hoy en su portal web, (www.diariohoy.net), en la jornada de hoy se publicará, dentro del segmento de deportes, una nota realizada a Lucas Diarte, jugador de Estudiantes de La Plata, que tuvo a su padre combatiendo en las islas Malvinas en 1982. 

El defensor Pincha se emocionó al recordar lo que su padre le contó sobre lo que vivió en el combate. Y relató cómo se trata ese tema tan delicado en el seno de la familia.

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